En el 2013 se detectó el primer olivo infectado por la bacteria Xylella fastidiosa en el sur de Italia y se desató la voz de alarma: empezaron a decaer olivos centenarios en masa. Históricamente, esta bacteria, con el apoyo de insectos para su propagación, había afectado a la vid o a los almendros o cerezos, pero el desconocimiento de su actuación en olivos, unido a la importancia que tiene este cultivo en el sector agrario de buena parte de zonas de países mediterráneos, como es el caso de la provincia de Córdoba, puso en alerta a los olivareros.

En este contexto, y aunque actualmente esta bacteria no afecta a ningún olivar cordobés ni andaluz, surge el proyecto LIFE Resilience, coordinado por la empresa cordobesa Galpagro y en el que participa, entre otros, el grupo de investigación de Recursos genéticos y mejora del olivo de la Universidad de Córdoba (UCO). El objetivo principal de este proyecto, según se explica desde esta universidad, es desarrollar ecosistemas resilientes en cultivos leñosos en sistema intensivo que sean resistentes a una posible infección por esta bactería, a través de prácticas sostenibles y el desarrollo de nuevas variedades de olivo resistentes a la Xylella fastidiosa.

Para la consecución de estos objetivos, en primer lugar, hay que conocer cómo actúa la bacteria. A pesar de que todavía se está caracterizando su comportamiento, «se conoce que esta bacteria tiene muchos huéspedes asintomáticos, plantas donde se aloja, pero que no muestran síntomas, como especies silvestres y ornamentales, por lo que es difícil su detección y control», apuntan desde este grupo de investigación.

Además, esta bacteria necesita de un vector, es decir, un insecto extrae de la planta infectada el patógeno y lo transporta a la planta sana, infectándola. Esto, sumado a la adaptación de la bacteria en los climas templados, como el del sur de Italia, es lo que hizo que se desencadenase la catástrofe para los olivares de aquel país: gran población de insectos, plantas huéspedes, clima templado y una cepa muy virulenta.

Para evitar que en otras zonas productoras se dé un escenario como el italiano, los equipos de investigación de LIFE Resilience trabajan en la inclusión de cubiertas vegetales que atraigan fauna que controle al insecto vector, a la par que aumente la biodiversidad del olivar manteniendo el equilibrio de poblaciones.

Además, se analizan estrategias de riego deficitario y disminución de la huella de carbono buscando así olivares en intensivo que sean menos extractivos y más sostenibles.

En concreto, en el citado equipo de la UCO los investigadores trabajan en la mejora genética del olivo a través de la creación de nuevas variedades que sean resistentes a esta bacteria. Tras identificar variedades resistentes en la zona italiana infectada se han realizado cruzamientos entre estas variedades y otras con buenas características agronómicas, ya que a los productores, además de la resistencia a la Xylella, les interesa que el rendimiento y producción del olivar también sean altos y que los portes del olivar sean manejables.

Estos cruzamientos se plantarán a manera de prueba en una selección de parcelas piloto en España, Italia y Portugal para, posteriormente, replicar las más exitosas en un número mayor de parcelas.