Los fallecidos en el naufragio del transbordador surcoreano Sewol superaron ayer el centenar al recuperarse más cuerpos del interior del buque, mientras cada vez más familias despiden a sus seres queridos en emotivas ceremonias en toda Corea del Sur.

Al mejorar el tiempo y las condiciones del mar en aguas al suroeste del país los buzos lograron extraer del interior del barco 29 nuevos cadáveres.

Esto eleva a 121 el número de muertos confirmados, mientras que 181 pasajeros todavía permanecen desaparecidos, ya que sólo 174 lograron ponerse a salvo. Los cuerpos sin vida hallados ayer se encontraban en su mayoría en el tercer y cuarto piso del barco, donde se estima quedaron atrapados muchos de los 325 estudiantes de bachillerato del instituto Danwon incluidos en el pasaje, de 476 personas en total.

Los buzos siguen estudiando cómo penetrar en el comedor, que podría albergar un gran número de cuerpos ya que el accidente de produjo a la hora del desayuno (sobre las 09.00 del miércoles). En todo caso las esperanzas de encontrar supervivientes ya se han desvanecido al transcurrir seis días desde el naufragio, por lo que la cifra de fallecidos ascendería a 302.

Hasta 240 embarcaciones, 34 aeronaves y unos 750 buzos participaron ayer en las labores de rescate, mientras que más de 5.000 voluntarios se encuentran en la zona, principalmente para prestar apoyo a los familiares de las víctimas concentrados en la isla de Jindo, 80 kilómetros al noreste de donde ocurrió el hundimiento.

Hasta el muelle de Paengmok de esta isla los equipos de rescate han seguido trayendo los cuerpos ante la atenta mirada de los familiares de los desaparecidos. Muchos rompen a llorar cuando leen en las listas descripciones que se corresponden con las de sus seres queridos o al identificar a sus hijos o hijas en las tiendas de campaña que se han habilitado para reconocer los cadáveres, según recogieron medios locales.

Mientras, en la localidad de Ansan, ciudad de la periferia de Seúl donde se halla el instituto Danwon, familiares y amigos de tres de los estudiantes de 17 años fallecidos se despidieron de ellos entre lágrimas en emotivos funerales. A escasos kilómetros al noroeste, en Incheon, tuvo lugar otro funeral, en este caso el de la tripulante Park Ji-young, de 22 años, a la que los medios surcoreanos han ensalzado como una heroína por haber ayudado a salvar vidas.