La XXXII edición de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur) va a pasar a la historia por ser la que menor superficie expositora ha cubierto en los últimos cinco años, 65.000 metros cuadrados, y la que sin embargo mejor ha sabido emplear la imaginación para no perder importancia y reclamo.

Con Madrid se cierra y abre el año turístico, ya que estos días se aprovechan para hacer balance de cómo fue la temporada anterior y anunciar las expectativas de cara al futuro y siempre, tanto desde los organismos internacionales como desde los nacionales, hablar de los crecimientos del sector.

La crisis económica ha reducido en 10.000 metros cuadrados la superficie que ocupan las representaciones de 167 países o regiones, con la incorporación de algunos tan interesantes como Bangladesh, Chad o Taiwan, aunque en el lado positivo se encuentra el incremento en un 4% de empresas asistentes.

La reducción de metros de exposición ofrece un aspecto un tanto desangelado de la feria, pues hay numerosas zonas sin cubrir, que aunque se tratan de rellenar como zonas verdes. No obstante, esa falta de ocupación contrasta con la imaginación que han puesto los asistentes, y que mantiene vivo el recorrido de los profesionales por los diez pabellones de la feria.

El tango que ofrecieron en el puesto de Argentina a los príncipes es una muestra de esa actividad lúdica que se suma a lo meramente comercial. Otras apuestas curiosas son la que ha presentado Belfast con el Centenario del Titanic, Londres y su Olimpiada, Jordania y el bicentenario del descubrimiento de Petra, o el gran balón de fútbol que en Polonia recuerda que este año se juega la Eurocopa.