Un año más Galicia vuelve a acoger la que en la actualidad es la única feria taurina que queda en la región: la de la Virgen de la Peregrina de Pontevedra. Que además, es una feria de postín. Los tres cuartos del aforo del coso pontevedrés cubierto (unas 5.500 personas) así lo corroboraron ayer; y todo para ver un cartel de sumo interés, prologado con uno de los toreros más en forma del momento como es Antonio Ferrera, seguido de una figura incuestionable como Julián López El Juli y uno de los jóvenes más punteros del momento como el peruano Andrés Roca Rey.

Había alicientes más que de sobra para que la corrida funcionase. Como así fue. El caso es que, para más inri, no tardó en descorchar la tarde con un Ferrera pletórico de principio a fin ante el primero de corrida, que llegó a voltearle aparatosamente en el saludo capote. Un susto del que se rehizo el extremeño para acabar cuajándolo de cabo a rabo.Una faena de lo más vibrante, premiada con las dos orejas.E igual de autoritario se mostró Ferrera con el cuarto. Tanto esfuerzo fue premiado con una calurosa ovación con saludos.

El Juli también mostró que no venía a Pontevedra a pasar la tarde. Su primero fue un toro noble y bueno al que toreó de maravilla sobre ambas manos. Temple, largura y mano baja fueron los condimentos de una labor de altura. Redondeó su tarde El Juli con una oreja más del noblote quinto.

También fue bueno el primero de Roca Rey, que instrumentó una faena intensa. No se explica que el presidente le negara la segunda oreja después de un soberbio espadazo. El sexto fue un toro de pocas opciones.