Dejen de preocuparse por todo aquello que, sistemáticamente, va en busca de nuestra otra cara. Esa que, falsamente maquillada, coquetea con nosotros y provoca el desbordamiento de nuestros instintos más espurios. Apuesten por esas cosas más sencillas, ignoradas tantas veces. Mejorarán su aspecto facial; y sus vidas discurrirán con esa calma que les hará sentirse más útiles y vigorosos.