La crisis está empujando a muchas mujeres a crear sus propias empresas. Entre enero y julio de este año se constituyeron 659 nuevas sociedades mercantiles en la provincia de Córdoba, con 876 socios fundadores de los que 206 eran mujeres, lo que supone un 23,5% del total, un porcentaje de participación que ha crecido más de 3 puntos porcentuales en los últimos tres años (ver gráfico). Si en estos datos, facilitados a CORDOBA por el Instituto de Estadística de Andalucía, se dejan al margen las empresas fundadas por personas jurídicas, las mujeres serían responsables en lo que va de año del 31,25% de las nuevas empresas constituidas en la provincia. La tasa de Córdoba supera además a la de la media de Andalucía.

EN TORNO AL 30% DEL TOTAL Eso por lo que se refiere a nuevas empresas. En el total de la actividad empresarial establecida, las empresas de mujeres rondan el 30% del tejido productivo, algo más si se atiende a la cifra de autónomas, que son 14.798, un 31,7% del los 46.705 afiliados a ese régimen en Córdoba.

La Encuesta de Población Activa (EPA) señala para el año 2011 un total de 146.100 empresarias en Andalucía, que representan en torno al 30,27% del tejido empresarial andaluz, formado por 482.600 empresas. Extrapolando estos datos a la provincia, la secretaria general de la Federación de Mujeres Empresarias de Andalucía (FAME), Africa Caracena, estima que de las 47.356 empresas de Córdoba, el 29% son de mujeres y el 71% de hombres. Según el perfil que traza FAME, el 82% se mueve en el sector servicios y el 7% en la industria, la inmensa mayoría (97%) tienen microempresas y el 53% no disponen de plantilla.

Los escasos datos disponibles marcan una tendencia casi de resistencia en un marco de destrucción de tejido empresarial. La directora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), la cordobesa Soledad Pérez, constata que aumenta el número de mujeres emprendedoras, pero matiza que es, sobre todo, en la modalidad de autónomas y cooperativistas. Son, según explica, actividades que persiguen el autoempleo, con pymes de menos de cinco trabajadores y que "coinciden con la incorporación al mercado de trabajo de muchas mujeres entre 30 y 40 años". El fenómeno se produce "por la dificultad de acceso al empleo,

pero también por las dificultades para conciliar la vida laboral y familiar". Sale a relucir el gran hándicap de muchas mujeres, que han terminado por "hacer de la necesidad virtud". Un reciente estudio de la Federación de Mujeres Cooperativistas de Andalucía, explica la directora del IAM, descubre que muchas prefieren peores condiciones laborales, más riesgo al fracaso y mayor esfuerzo personal a cambio de poder organizarse la jornada laboral o trabajar desde casa con medios telemáticos. "No tienen espíritu emprendedor la mayoría de ellas", comenta Soledad Pérez, sino que se hacen empresarias o autónomas "como mal menor porque ven imposible la conciliación". Y otra razón es que "crean su propio negocio para no tener el techo de cristal de la promoción profesional que se van a encontrar en las empresas cuando trabajan por cuenta ajena", indica Soledad Pérez.

A la responsable autonómica le parece un fenómeno muy relevante, pues ocurre precisamente "en el peor de los escenarios tanto para el empleo, como desde el punto de vista financiero, de liquidez y crédito a la empresa". Ya sin crisis, el acceso a la financiación ha sido complicado para la mujer, y ahora más.