La Catedral se convirtió ayer en el corazón de la fe de la diócesis. El calor ambiental, a pesar de los más de 40 grados, fue sin duda menor al calor emocional que se vivió en torno a la figura de la Virgen.

Desde primeras horas de la tarde, las calles se hicieron un rosario de letanías en honor a la Virgen en distintas advocaciones todas ellas unidas por un mismo sentir: homenajear en su 775 aniversario al que es el primer templo de la diócesis.

Y justamente el entorno de la Catedral se volvió a alzar anoche como el escenario perfecto para ver discurrir las cofradías, en este caso las de gloria, en un emotivo acto donde se fueron leyendo una salve o himno dedicado a las distintas imágenes.

Pasadas las ocho de la noche el obispo, Demetrio Fernández, daba la bienvenida a los presentes, poco después, a los sones de la marcha Aires de Triana , interpretada por la orquesta sinfónica de Algeciras, la cruz de guía de la Archicofradía del Carmen de San Cayetano estaba situada en la Ribera. El murmullo que había se paró de repente, el blanco palio de la Virgen del Carmen ya se vislumbraba entre la pétrea Puerta del Puente. Ya sí era una realidad la hermosa Niña de los carmelitas; la emperatriz de San Cayetano quedaba enmarcada en la vetusta puerta.

El canónigo Pedro Soldado recitaba el himno a la Virgen del Carmen, que lució con un palio exornado de rosas blancas y fresias estrenando en su mano un ramillete de flores de talco, junto a numerosas joyas ofrendadas por sus devotos.

Sin solución de continuidad se acercaba el cortejo de la cordobesa Virgen de Linares. La serrana imagen fue como nunca en el espectacular paso de la Virgen del Rosario de Almodóvar del Río, exornado con gladiolos, clavel en blanco junto a un toque de nardos.

De nuevo la música y ya se podía ver a lo lejos el inconfundible trono de la Virgen del Campo, patrona de Cañete de las Torres. La imagen, enmarcada en su ráfaga, lució sobre su paso recientemente dorado y exornado con rosas y opquideas. Muy elgante el cortejo con las mujeres ataviadas de mantilla.

Mientras se culminaba la Salve a la Virgen del Campo, hacía su entrada la Virgen de Belén, patrona de Palma del Río. La imagen se pudo ver sobre un paso exornado con rosas blancas y orquídeas en las esquinas.

La bandera con lazos rosa y azul anunciaba que María Auxiliadora estaba cerca. La patrona de los salesianos cordobeses cruzaba la Puerta del Puente con su paso adornado con rosas color rosa y blanco y nardos en las esquinas.

Era el turno de Benamejí, la Virgen de Gracia. El sol que poco a poco se escondía se reflejaba en la ráfaga de la Virgen, que caminó solemnemente en su paso, que lució con un exuberante adorno floral de rosas blancas, rosas de pitiminí rosadas y nardos.

Un aroma a nardos que sirvió para preceder el camino de la Virgen de la Sierra, la patrona de Cabra, la misma que días atrás sembró de devoción la parroquia de la Trinidad, que en estos días ha sido un ir y venir. Si el domingo cuando llegó a la ciudad todo fue devoción desbordada, ayer la Virgen pasó en una comedida procesión que dejó admirar de cerca el desvelo de sus hijos hacia su patrona. La Virgen lució con el terno blanco que luce cada 8 de septiembre en su anual procesión.

Precisamente, con aires de septiembre llegó la Virgen del Socorro, con su característico templete adornado con rosas y orquídeas como novedad. Junto a la Virgen del Socorro procesionaron los patronos de la ciudad, San Acisclo y Santa Victoria, colocados en el frontal del paso. La Virgen lució vestida de blanco y con rostrillo, iconografía que recuerda a los antiguos grabados de la Reina de la Plaza.

Y del templete de la Virgen del Socorro, al característico templete de la Virgen de la Piedad de Iznájar, que aunque cubierta por un manto rojo bordado en oro se podía ver en su rostro los resultados de la restauración a la que ha sido sometida para el acto celebrado anoche. Un exorno en blanco completaba este peculiar paso.

Si por la tarde el Campo de la Verdad despedía a la Virgen de los Remedios de Aguilar de la Frontera, ahora la recibían a los sones de la marcha Rocío miles de fieles que admiraban el palio de la Virgen muy cuidado en su exorno floral, donde predominaron las rosas blancas.

Poco a poco el cielo se oscurecía sin estrellas, sin embargo, anoche, para los cofrades de Villa del Río solo brillaba una, la Virgen de la Estrella, que caminó en su paso con rosas y nardos. La marcha Madruga sirvió para solemnizar el instante. Un hermoso trono que dio paso al cortejo de la Virgen de las Veredas de Torrecampo, que avanzaba en su pequeño templete plateado adornado con un sencillo centro en rosas blancas. Había caído la noche cuando hizo su aparición La Soledad de Priego.

En el silencio sonaron los tres golpes de campana que mandaban levantar el paso, que poco a poco avanzaba hacia el palco de autoridades. La Virgen, toda vestida de negro y con un atrevido exorno floral con rosas color champán y un detalle de flor dorada y plateada imitando las antiguas flores de talco.

Y de nuevo otro templete, esta vez el de la Virgen de los Angeles, de Hornachuelos, iluminado con luz eléctrica y adornado con nardos. Mientras que la Virgen de los Angeles se dirigía hacia la calle Torrijos, la Virgen del Rosario, de San Pablo, quedaba enmarcada en la Puerta del Puente. En la presidencia, fray Ricardo de Córdoba, fraile capuchino muy vinculado a la hermandad de la Expiración, y su titular, la Virgen del Rosario, cuyo espectacular palio diseñó en la década de los 70 del pasado siglo, de hecho la Virgen llevaba ayer la saya blanca que le regaló fray Ricardo poco después de la bendición de la imagen.

El severo trono de la Señora de San Pablo lució exquisito a base de un exorno de rosas blancas, rosas de pitiminí y peonías, flor que también se escogió para el friso, como curiosidad llevaba unos rosarios naturales engarzados en la base de cada varal. Mucho más sencilla, pero cargada de devoción llegó la Virgen de la Salud, patrona de Castro del Río, la imagen en su paso exornado con un variado exorno en color blanco donde destacaban los gladiolos y las rosas. Pero por encima llamó la atención el impresionante terno bordado en oro que lució la imagen.

Salud se pedía en la oración colectiva, salud de cuerpo y de alma, a la par que la Virgen de Villaviciosa de Córdoba hacia su entrada por la Puerta del Puente. La pequeña imagen, pero grande en devoción, iba sobre el paso de su homónima de Córdoba, que no ha escatimado en atenciones para que la Virgen de Villaviciosa luzca como ayer lo hizo.

Tras Ella la Purísima Concepción, patrona de Puente Genil, la misma que por unos días ha convertido el barrio de San Basilio en un auténtico pueblo, con aires de fiesta patronal. La Virgen lució de azul y blanco como manda la tradición inmaculista, sobre su dorado paso exornado con rosas en color rosa.

De nuevo otro templete, esta vez el sencillo que cobija a la patrona de Villafranca, la Virgen de los Remedios, un paso exornado con flores en color blanco. Y de Rute llegó un cielo de Virgen cargada de devoción, la misma que han demostrado sus vecinos en su estancia en San Andrés. Ayer lució sobre su original paso exornado con rosas y orquídeas, vestida de blanco en cuyo manto bordado se podía leer: "Tus cofrades y devotos", los mismos que no la han abandonado en su estancia en la ciudad.

Como tampoco lo han hecho los devotos de la Virgen del Castillo de Carcabuey, que desde la Compañía llegó a la carrera oficial en su original paso exornado con unos elegantes jarras de flores multicolores. Espectacular el terno bordado de la Virgen.

Aún con mucho calor la Virgen del Valle de Santaella entraba por la Puerta del Puente. La imagen, vestida de azul y blanco enmarcada en su imponente ráfaga, uno de los descubrimientos patrimoniales de los miles de cofrades que se acercaron a ella. El paso exornado con rosas blancas y lilium también en blanco.

Le tocaba el turno de nuevo a María Auxiliadora, esta vez la de Montilla, y con una estética muy diferente a la cordobesa. Así, lució en un paso plateado y con una ornamentación floral un tanto atrevida dispuesta a modo de trepadora por los candelabros arbóreos todo en orquídeas y anturius color rojo.

Aún sin pasar María Auxiliadora, el público ya se aupaba de sus asientos para contemplar a la Virgen de los Dolores, la Señora de Córdoba. Impagable el momento de ver cruzar la inconfundible silueta de la dolorosa de San Jacinto por la Puerta del Puente a los sones de Madrugá . Clásica, elegante, simplemente la Virgen de los Dolores.

Y cerrando el acto la devoción más antigua de la ciudad la Virgen de la Fuensanta, patrona de la ciudad y de las cofradías cordobesas. La devota imagen lució sobre un compuesto paso que realzó, más que en otras ocasiones, a la imagen que iba cobijada en el templete de plata de la Catedral y escoltada por los faroles de Jesús Caído y los Arcángeles de la hermandad de Animas, todo ello sobre el paso y respiraderos de Nuestra Señora Reina de los Mártires. En carrera oficial se ponía el punto y final a una tarde netamente mariana, las imágenes estaban todas en el primer templo de la diócesis, la Catedral, desde donde tras una alocución del Obispo de la diócesis partieron a sus distintos templos de origen.