Cuando se corta un gen, en este caso MybpC3, se activan los sistemas de reparación endógenos que tenemos en nuestras células y en estos experimentos es lo que ocurrió, pero con mejoras. «Después de que Cripsc hiciera el corte, el embrión inició sus propias reparaciones, pero en lugar de utilizar la plantilla de ADN sintético suministrada lo hizo usando preferentemente la copia saludable del gen aportada por la madre, lo que fue una sorpresa», señala en una nota del Instituto Salk Jun Wu, otro de los firmantes.

No solo se reparó un alto porcentaje de células embrionarias, sino que la corrección no indujo otras mutaciones ni inestabilidad en el genoma: lograron que el 72% de los embriones portaran dos copias sanas del gen.

Los investigadores son conscientes de que el diagnóstico genético preimplantacional (DGP), estudia los embriones antes de implantarlos, es válido para evitar aquellos con mutaciones, pero este trabajo contribuye a mejorar las fecundaciones in vitro ya que se aumentaría el número de embriones sanos listos para implantar.