La vecina de Fuerteventura Josefa Hernández abandonó en la tarde de ayer la cárcel de Tahíche, en Lanzarote, donde estuvo arrestada los últimos tres días y medio, después de que la Audiencia de Las Palmas decidiera volver a dejar en suspenso su condena por construir una vivienda ilegal.

"Estoy muy feliz y muy, muy agradecida", señaló Hernández, de 62 años, a las numerosas personas que la aguardaban a la salida del penal, entre ellas sus hijas, varios parientes y el alcalde de su pueblo, Betancuria, Marcelino Cerdeña (independiente).

La ya conocida como abuela de Fuerteventura ingresó en la prisión de Tahíche el pasado lunes por orden del Juzgado de lo Penal número 2 de Puerto del Rosario (Fuerteventura), el mismo que la condenó hace tres años por un delito contra la ordenación del territorio por haber hecho obras ilegales de ampliación de su vivienda en un paraje protegido: el Parque Rural de Betancuria.

La juez entendió que Hernández no merecía seguir disfrutando de una suspensión de la condena, porque no solo había incumplido una parte fundamental de la sentencia --el derribo de lo ilegalmente construido--, sino que además mostró una "actitud rebelde" y continuó las obras sin permiso en ese mismo lugar.

Sin embargo, la Audiencia de Las Palmas corrigió ayer esa decisión y aceptó volver a suspender su condena con dos condiciones: que derribe la parte ilegal de su vivienda en un plazo de seis meses y que no cometa delito alguno durante cinco años.

Josefa Hernández, que tiene a dos hijos y tres nietos menores a su cargo, queda en libertad 24 horas antes de que el Consejo de Ministros le conceda el indulto, en una decisión que el pasado martes adelantó en el Congreso el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que considera "absurda" la situación por la que ha pasado.

A las puertas de la prisión, pero ya libre, la abuela de Fuerteventura quiso dejar testimonio de lo bien que la trataron tanto los funcionarios del penal, como las demás reclusas. Hernández añadió que en la prisión se sintió "bien" y que recibió "firmas de apoyo" enviadas por "los presos de otros módulos".