En estos momentos donde tanto se habla de establecer el salario de los trabajadores en función de la productividad que genere para la empresa, expertos alemanes recomiendan la incorporación de la siesta en las empresas, a modo de pequeña pausa en el horario laboral, como método para optimizar el rendimiento del trabajador.

"Los empresarios listos saben de la importancia de una pausa reparadora para mantener el rendimiento, la creatividad y la motivación del trabajador", apunta el presidente de la Federación Alemana de la Pequeña y Mediana Empresa, Mario Ohoven, en la edición de ayer del diario Bild. La siesta "en el puesto de trabajo se instauró ya con éxito en Estados Unidos, Japón y Austria", prosigue en ese popular rotativo Ohoven, quien apunta que incorporando "atractivas condiciones laborales" aumenta además el atractivo de una empresa para reclutar empleados cualificados. Esta opinión es compartida por las aseguradoras médicas. "Una siesta de un cuarto de hora puede ayudar tanto como un corto paseo al aire libre contra el habitual cansancio tras la comida del mediodía", sostiene Ursula Maschall, experta de Barmer, una de las grandes mutuas de la sanidad pública alemana.

A estos pronunciamientos en Bild se une el de la sindicalista Annelie Buntenbach, de la Confederación de Sindicatos Alemanes en el diario Die Tageszeitung, para quien la siesta del mediodía ayuda a reponer energía. "En muchos países del sur de Europa la siesta dejó de ser algo tan imprescindible, puesto que también ahí se trabaja ya en espacios refrigerados, pero sigue siendo una costumbre sana", apunta Buntenbach. La opinión de la sindicalista en Die Tageszeitung, órgano del ecopacifismo alemán, ocupa el apartado de una encuesta semanal con el título ¿Necesita Alemania la siesta? El rotativo, uno de los de mayor tirada en toda Europa, destaca otras ventajas de la cabezadita del mediodía. Además de incrementar la productividad de los trabajadores manteniendo su motivación, la siesta contribuye a generar un ambiente de trabajo más agradable. A la opinión favorable de ésta y de un experto biólogo, el popular y sensacionalista rotativo contrapone el argumento del abogado Erwin Heller, quien no lo considera práctico, y de un niño de cinco años, Juri, para quien la siesta es propia de "debiluchos".