La carrera oficial del Miércoles Santo, desde el 2012 que esta cofradía entró por primera vez, se abre con mucho respeto y mucha admiración. Llega la hermandad del Cristo de la Piedad, desde Palmeras, a más de 4 kilómetros de distancia y a cinco horas de camino. Y su mérito no es poner al Cristo y a María Santísima de Vida , Dulzura y Esperanza Nuestra en Las Tendilas. Su mérito está en que cada paso de un nazareno, cada enser que se muestra, cada uno de los claveles rojos que alfombraban el paso cuestan muchísimo más esfuerzo humano a los hermanos de Palmeras que a los de cualquier otra hermandad de barrios más afortunados.

El principal estreno de La Piedad este año, sin embargo, se quedó en el barrio, fueron los pequeños de los dos colegios públicos que en esta Semana Santa han estrenado un programa de comedor y formativo, que patrocina la Agrupación, para los dos colegios públicos durante los periodos vacacionales en los que la Junta no se hace cargo. Y no es el único proyecto social que impulsa la hermandad, ya toda una institución para el barrio. Los del Naranjo, pese al agotamiento del martes con La Agonía, estaban ayer echando una mano con la banda de cornetas y con costaleros. Solidaridad entre gente de lejos y gente grande.