Los hermanos de La Misericordia vivieron ayer una estación de penitencia que sin pretenderlo (o sí) fue un tributo para la ciudad, comenzando por los propios hermanos más veteranos de la cofradía, que serán distinguidos a partir de ahora por una señal en el cirio y por una nueva posición en el cortejo. También el estreno de ayer la cruz del Santísimo Cristo, de los cordobeses Andrés y Manuel Valverde, vino a reconocer valor de la artesanía cofrade cordobesa. Por si fuera poco, también la música sonó con acento cordobés de manos de la banda de cornetas y tambores del Caído--Fuensanta y de la de María Santísima de la Esperanza. Ya en años pasados la labor de investigación de la hermandad recuperó piezas musicales cordobesas olvidadas. Y respecto al exorno en el paso del Cristo se optó por el clavel rojo tanto en el monte calvario como en las jarras, mientras que la Virgen de las Lágrimas lució con rosas color champán.