Suscribo el título del libro Un verano con Montaigne publicado el pasado mes de mayo, del escritor francés Antoine Compagnon, ya que a lo largo del estío estuve atrapado por Los Ensayos de Michel de Montaigne. Suscribo, también, lo que dijo Orson Welles: "Lo leo como otra gente lee la Biblia (-) y leo una página o dos, al menos una vez por semana, por placer, sin más". Así que me queda aún mucho que leer y releer de este autor del siglo XVI; y sin embargo tan moderno. Al igual que a Stefan Zweig, me ayuda Montaigne a responder a este interrogante tan actual: "¿Cómo mantener la insobornable claridad del espíritu frente a las amenazas y peligros del fanatismo?". He leído en pocas noches el libro de Antoine Compagnon. Le propusieron en la emisora de radio France Inter unos minutos diarios del verano, con reflexiones sacadas de los Ensayos . Parecía una quimera no hablar de fútbol o de banalidades a "gente que estaría tumbada en la playa o tomando un aperitivo antes de comer". Fue un éxito y yo exclamo ¡qué suerte! Si ofreces calidad y hondura de una manera sintética, el oyente radiofónico, claro que te responde. Ese éxito se repitió con el libro. Escojo de los cuarenta breves capítulos el basado en La experiencia , último de los Ensayos : "Paso el tiempo cuando es malo y desagradable; cuando es bueno no lo quiero pasar", decía Montaigne. Y reflexiona Compagnon, "La ética de la vida que se propone Montaigne es un arte de vivir bellamente. Apresuremos el paso cuando estamos tristes, pero saboreemos tranquilamente los placeres del momento".

* Periodista