En más de una ocasión todos nosotros nos hemos sentido llenos de rabia e impotencia ante una desavenencia. Hay quienes son temperamentales y controlan sus emociones llevándolas por dentro, pero en cambio, otros tiene un carácter más pasional y enseñan su enfado a relucir. Dentro de este grupo de personas hay que hacer una distinción: los hay quienes discuten ferozmente, y también quienes optan por romper cualquier cosa que encuentren. A veces sale caro el cabreo y en ese momento de arrepentimiento uno se acuerda de una sabia frase de nuestras madres: «Date cabezazos contra la pared». Puede que de esa frase se acuerde el jugador del Huesca Íñigo López después de escupir el pasado sábado al jugador del Getafe Juan Cala.
El guiño