Que Córdoba no disfruta ni rentabiliza lo suficiente el lujo que supone el paso a sus pies del río Guadalquivir es lugar común desde hace décadas. Tras el rotundo éxito de las mejoras llevadas a cabo en las riberas de la parte central de la ciudad, es evidente que integrar el río desde Alcolea hasta Encinarejo debe ser un objetivo en el que se centren los esfuerzos de las instituciones. Pero es difícil conciliar las competencias de las administraciones, y los desencuentros políticos y de gestión han sido frecuentes, retrasando cualquier acción. La Mesa del Río Guadalquivir, creada hace un semestre, celebró el martes su primera reunión, y de ella salió una actitud de consenso para acometer la integración del río a lo largo del término municipal cordobés y garantizar su seguridad frente a inundaciones. Resulta curioso el momento escogido, poco antes del 24--M, y el abanico de proyectos que saltaron a la palestra, la mayoría ya existentes y dormidos por falta de financiación y de impulso: vías verdes, encauzamiento de arroyos, parques... Todos los proyectos, sumados, ascenderían a unos 70 millones de euros, que requerirían un gran esfuerzo inversor propio y, desde luego, fondos europeos. Que la integración del río deje de ser una entelequia depende de que ese consenso entre Ayuntamiento, Confederación del Guadalquivir, Junta de Andalucía y Diputación se traduzca en verdadera cooperación. En la campaña, todos los candidatos coinciden en subrayar el río como una asignatura pendiente. Ya se verá si son capaces, entre todos, de aprobarla.