Córdoba acaba de abrir la fiesta de la Navidad en los patios precisamente casi al año de ser declarados estos espacios domésticos Patrimonio Intangible de la Humanidad. ¿Qué ha ocurrido en un año en el que los patios han estrenado un título que ya poseía el casco histórico y el flamenco? De entrada, tanto el Ayuntamiento como los cuidadores de los patios y los cordobeses en general se han sentido orgullosos de que la Unesco se haya fijado en esta fiesta de origen humilde y sencillo y le haya dado una proyección universal, lo que ha conllevado un reconocimiento exterior que se ha visto reflejado en el turismo y en sus repercusiones económicas: 1,2 millones de visitantes y casi 7 millones de euros en dos semanas, según un estudio de F&J Martín Abogados. Por otro lado, se ha multiplicado la conciencia de que Córdoba tiene un patrimonio que debe mantener y cuidar de generación en generación y es de resaltar el apoyo de la Junta de Andalucía que, a través de su Consejería de Turismo, se ha comprometido a hacer que los patios de Córdoba sean un elemento imprescindible de la oferta turística de la comunidad autónoma en todas las épocas del año. También ha habido quejas de los cuidadores de patios al no sentir que su esfuerzo ha sido recompensado y diferencias entre instituciones al apoyar Ayuntamiento y Junta distintos circuitos navideños. Sin embargo, se hace necesario superar diferencias y aunar todos los esfuerzos que se están realizando para que esta genuina fiesta cordobesa continúe en la búsqueda de su excelencia.