Han pasado 68 años de su muerte y aún permanece viva su trayectoria taurina y humana, siendo el personaje de la historia que mayor obra literaria tiene acumulada, tan solo superada por la figura de Jesucristo. Se ha tratado por todos los medios de enturbiar todo lo relativo a su faceta personal, con películas, falsas historias políticas, sin ninguna prueba documental que las justifique. Su personalidad y grandeza en la tauromaquia está suficientemente demostrada; de viva voz, he escuchado entre otros, los testimonios de personas tan cercanas al diestro cordobés, como Manuel Sánchez de Puerta, cuya familia cedió a la de Manolete su enterramiento, hasta la terminación del panteón construido por Amadeo Ruíz Olmos, en el que reposan los restos del torero y su madre, doña Angustias. Igualmente las vivencias de Guillermo (su mozo de estoques), las de Rafael Saco 'Cantimplas', primo y subalterno de su cuadrilla, escuchando de ellos tan solo elogios de la grandeza y humanidad del IV Califa del toreo cordobés.

Ahora la nueva progresía instalada en la Alcaldía de Madrid ha decido retirar una placa con su nombre de una plaza madrileña, con un total desconocimiento de la figura del diestro de Córdoba. Manolete tuvo que sufrir la presión ejercida hacia su persona, sobre todo en la temporada de 1947, por el amor que profesaba a la actriz Lupe Sino; sus más allegados amigos del mundo del toro, pensando egoístamente temían que dicha boda le apartase de los ruedos, y por otra parte lo beneficiada que materialmente iba a quedar la que ellos llamaban "chica de alterne". Su madre, doña Angustias, se oponía totalmente a ese noviazgo e incluso Guillermo, su gran amigo y fiel mozo de espadas, era contrario a dicha relación amorosa, motivo por el que, según los cronistas, no le acompañó en su última temporada mexicana, haciéndolo en su lugar Chimo.

Manolete vivió los años más felices de su vida junto a Lupe, por lo que, totalmente seguro de su amor, decide que una vez acabada la temporada de 1947 se casaría por lo civil en México. ¡ Y a quién propone que sea el oficiante de la ceremonia! (esta parte de la historia del diestro es la que desconocen la mayoría de los valientes ediles madrileños), pues ni más ni menos que su buen amigo y exiliado Indalecio Prieto, ministro de Defensa en el gobierno de Negrín (1937-38), además de ser el reorganizador del PSOE en el exilio. El político quedó comprometido con el torero una vez finalizara la campaña taurina en España. Las grandes muestras de cariño de los mexicanos hacia el monstruo cordobés (apodo con el que le bautizó el gran periodista Kaito) quedan reflejadas por las numerosas visitas que las personas de aquel país, al igual que lo hizo Mario Moreno 'Cantinflas' en su día, no se van de Córdoba sin visitar el Barrio de Santa Marina y el Cementerio de la Salud, santuarios del "Manoletismo" .

68 años después, se le ha seguidpo recordando con flores sobre su tumba y cantos y odas a su gran trayectoria torera y humana. Aquellos que vuelcan su odio hacia Manolete considerándolo un símbolo del franquismo, deben también aprender a respetar a quienes configuran la historia de este país y poner el mismo interés en otros menesteres mucho más importantes, que es lo que de ellos esperan los ciudadanos.

Manuel Pavón Torres

Córdoba