Las novelas, aunque sean policíacas --durante mucho tiempo tenidas por obras menores-- nos presentan más que una imagen geográfica, una visión subjetiva de las costumbres, de los modos y maneras de donde se desarrolla la acción. No expone tan solo el argumento del nudo o base del texto, sino que va presentando el escenario donde suceden los acontecimientos.

En una época en que los avances técnicos están a la orden del día y todos y cada uno tiene su correspondiente nombre en inglés, estamos saturados de expresiones anglófilas.

Si tomamos con interés la lectura, conseguiremos un nivel alto de cultura, muy superior al que tenemos por los estudios universitarios.

Me sorprende cómo los chavalines de ocho y diez años te efectúan una demostración de lo mucho que saben.

He terminado estos días una novela policíaca de una escritora sueca: Asa Larsson. La novela lleva por título "Aurora Boreal".

Por ella me entero de que en Estocolmo, por ejemplo, levantarse a las cinco de la mañana es algo que puede darse con cierta frecuencia, con una temperatura de doce grados bajo cero. Le he dado gracias al Señor por haberme dado la oportunidad de venir a este mundo en Córdoba y bajo el control de unos padres que con levantarse a las ocho y media, ya tenía su premio de dos horas de siesta.

Y la novela, en sí, a semejanza de la que hablamos no hace mucho tiempo de otro sueco novelista, Stieg Larsson, saltando a la fama con la trilogía Millennium, de la que se ha tirado más de un millón de ejemplares.

Otra de las costumbres suecas es que no solo se desayuna en la cocina, sino que cuando la visita es de confianza, se les recibe y se charla en la cocina.

* Publicista