El pasado martes, 5 de junio, se estrenaban en los cines de toda España, Estados Unidos, Argentina, Francia y Reino Unido dos documentales sobre los viajes de Federico García Lorca a América, como parte del año del poeta en el 120 aniversario de su nacimiento, que se cumplió precisamente ese día. Se trata de dos hermosas cintas, Lunas de Nueva York y Luna grande. Un tango por García Lorca, y está ya en preparación la que completará la trilogía, Luna negra, sobre el viaje a México que ya no pudo ser. Todas están dirigidas por el gaditano Juan José Ponce, pero el padre de la idea es el periodista granadino Antonio Ramos Espejo, exdirector de Diario CÓRDOBA y experto en la obra lorquiana. Ramos (Alhama de Granada, 1943) empezó precisamente a hilar la historia en noches y días cordobeses paseando con amigos como Juan Bernier, Pablo García Baena y Ginés Liébana. Y escribió en este periódico (octubre de 1996) sobre la influencia de las minorías marginadas en Poeta en Nueva York, ciudad que para Federico significaría «un alto en su camino», según el periodista y escritor. «Este texto, publicado hace más de veinte años -añade-, es el que ha anidado en mi mochila esperando una oportunidad».

Y así, con mirada contemporánea, se aborda la estancia de Lorca primero en 1929 en la ciudad de los rascacielos y Cuba, los nueve meses que marcaron la existencia de un hombre sensible y cambiaron su vida; y luego, ya en 1933, en Buenos Aires y Uruguay, donde según Ponce «le recibieron como a un torero y se hizo famoso». Y todo ello basándose en las cartas -a las que pone voz el actor Antonio de la Torre- que el poeta envió a sus familiares en ambos viajes.

La historia recoge también el similar recorrido que emprende la familia después de fusilado el poeta; de hecho, el padre de Lorca está enterrado en la soledad del cementerio de Gates of Heaven (Las puertas del Cielo) de Nueva York, paradero descubierto por Muñoz Molina en su libro Sefarad. Con este relato Ramos Espejo llamó a las puertas de Canal Sur, que mostró desde el primer momento gran interés por la propuesta. Y tuvo también la suerte de encontrar a un productor excepcional, José Flores, de Producciones Cibeles. «Pepe hizo suyo el proyecto con todo su equipo, entre el que destaca la capacidad de entrega de Paco Prieto -señala Ramos-. Y muy especialmente la aportación del director, Juan José Ponce, que apostó por la grandeza de sus equipos paseando las calles de Nueva York». En esas calles, entre artistas callejeros, el equipo de grabación se encontró con Raúl Ruiz, grafitero granadino conocido como Niño de las Pinturas, que a lo largo del rodaje fue estampando en un inmenso mural la imagen de Federico en la fachada de un edificio de la ciudad que nunca duerme, de modo que pasado y presente volvían a unirse en un abrazo que viene a demostrar una vez más la vigencia de Lorca.

Los documentales cuentan con expertos que dieron las claves no solo de Nueva York, La Habana, Argentina y Uruguay, sino también de Andalucía y de España. Personajes como Ian Gibson, Antonio Muñoz Molina, Manuel Fernández -Montesinos, Antonina Rodrigo, Laura de los Ríos, Christopher Maurer, Luis Antonio de Villena y muchos más perfilan el camino de ida y vuelta entre América y Lorca, escenarios de mares y lunas que engrandecen la literatura y ahora también el cine.