Ya la han vuelto a liar por segunda vez contra el mismo. Han repetido igual fechoría, manchando con pintura roja el busto que dedican sus conciudadanos al que fuera sacerdote y un gran benefactor de la iglesia en nuestra ciudad: don Antonio Gómez Aguilar. Como ven en la fotografía, le han pintado un puñal ascendente derecho a su corazón con derramamiento de sangre que él con sus manos trata de detener.

Don Antonio no merece ese trato porque fue una persona muy entregada a su vocación y a su feligresía. En tiempos muy difíciles buscó ayuda y apoyo económico entre sus feligreses e instituciones y creó escuelas y residencias de descanso para los mayores. Por eso denuncio este malvado acto y porque creo que no hay derecho que se vayan de rositas el autor o autores de tales fechorías.

Deseo que se castigue, como es debido, ese odio visceral que algunas personas sienten contra aquellos que desgraciadamente ya no existen. El ejemplar sacerdote don Antonio Gómez Aguilar no lo merecía. Por su gran amor y entrega a los demás, sus conciudadanos y las autoridades cordobesas, quisieron dedicarle de forma perpetua ese humilde recuerdo que hoy, la mano perversa del odio de nuevo la ha violentado.

<b>Antonio Rodríguez</b>

Córdoba