Uno de los principales objetivos de los partidarios del brexit era recuperar la soberanía. Sin embargo, la primera ministra Theresa May y todos los ministros partidarios de abandonar la UE han obviado a la principal institución que es depositaria precisamente de dicha soberanía, el Parlamento. Ha tenido que ser el Tribunal Supremo en segunda instancia quien declarara que es el Legislativo quien ostenta el poder constitucional, así como la autoridad legal, para activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa y poner en marcha el repliegue británico. May pretendía actuar por su cuenta, como un simple acto de gobierno, sin considerar que en materia tan importante como es la ruptura de un tratado internacional no podía ignorar o pasar por encima del Parlamento que es donde en 1972 se aprobó la ley por la que el Reino Unido ingresaba en la entonces Comunidad Económica Europea. Ahora una ley redactada a toda prisa será sometida a las dos cámaras y lo más probable es que se apruebe dando vía libre a la invocación del citado artículo 50. Los conservadores disfrutan de mayoría aunque no todos están a favor del brexit, pero es de suponer que nadie querrá oponerse a una decisión aprobada en referéndum. Lo mismo ocurrirá con los diputados laboristas. Sin embargo, el camino no está libre de sorpresas y más todavía tras un fallo que debilita a la primera ministra y que demuestra que el Parlamento es soberano.