Córdoba muestra al mundo la «cultura del disfrute», en una espléndida expresión que nuestro director, Francisco Luis, pronunciara en mayo del 2013. Se trata, sin duda, de una nueva cultura, basada en la contemplación, en la admiración, en el placer concedido a la vista y a los sentidos, mientras recorremos los patios que muestran al mundo la sinfonía de sus flores, aromas y colores. Por eso, estos días, estas noches, los cordobeses y nuestros visitantes convertimos la ciudad en ágora universal, en paseo colectivo, en escenario de vivencias, de aventuras soñadoras, como si, de pronto, se ocultaran los problemas, las pequeñas y grandes tragedias, como si corriéramos un tupido velo sobre la prosa racheada de polémicas sin fin, para descubrir esa otra cultura, la «cultura del disfrute», que se derrama en la admiración de cada patio. El patio tiene un lugar de honor en la historia de nuestra ciudad, primero como vivienda de antaño; segundo, como lugar de encuentro; tercero, como escenario de convivencia; cuarto, como ágora para contemplar la vida; quinto, como puzzle precioso de ese vivir cotidiano, donde mezclan la piedra y la cal, el pozo y el agua, la maceta y la flor, junto a las manos de sus cuidadores que miman sus plantas en un rito de cuidados sin descanso. Oliver Holmes decía que «la vida es un haz de pequeñas cosas», y Horacio recitaba que «cada día es una pequeña vida». El mundo cabe en nuestros patios, porque nos abren a la infinitud de la humanidad. Y podemos decir a cada visitante: «Baila si quieres dentro de tu alma, pero que se te vea la sonrisa; dinos a todos que la vida es buena, que hay que cantarla y encenderla, y llevarla por las calles para que todos vean que es verdad, que vivir es espera y es conquista». La noticia está en los patios, en el alma de Córdoba, en las noches mágicas que nos ofrecen nuevos escenarios. Y será esa «cultura del disfrute», la que nos haga soñar con mundos nuevos, con horizontes luminosos, con «planificaciones» que nos mejoren a todos, porque la victoria más dificil sobre nosotros mismos no es la más grande, sino la primera.

* Sacerdote y periodista