El domingo supimos que Austria había logrado frenar a la ultraderecha. Una victoria endeble de los verdes hizo respirar a una Europa donde los fantasmas del pasado se pasean sin que nadie les pida la documentación. Un 46,4% de los votos fueron a parar a Norbert Hofer, el hombre de «Austria y los austriacos primero». Su derrota es muy importante, relevante, pero, también el domingo, en Estepona, hubo unas inundaciones y una mujer joven murió ahogada en los bajos de un edificio.

El domingo supimos que Matteo Renzi había perdido el referéndum en Italia. La mayoría de los que se oponían a su propuesta, tanto en la derecha como en la izquierda, son contrarios a la UE. El proyecto europeo queda tocado, las consecuencias son imprevisibles. ¿Tiene salvación la Europa de los derechos humanos y las libertades que un día se soñó a sí misma? La joven de Estepona llamó a una amiga. Estaba atrapada en el local. El agua entraba a raudales. Se subió a la barra del bar mientras esperaba a los bomberos. Cuando estos llegaron, solo encontraron su cadáver.

La mujer era rumana, no llegaba a los 30 años y estaba encerrada en un club de alterne. No sabemos su nombre, pero podríamos escribir su historia.

Seguro que Hofer no la querría en su Austria blanca y pura. Ninguno de los nuevos fascistas que exigen derecho de admisión la querría. Aunque quizá alguna noche la visitaran en los bajos de esta Europa sórdida, hipócrita e indigna.

* Escritora