Que nos perdonen Goscinny, y su ilustrador, Sempé, por utilizar el glorioso nombre de su personaje, el pequeño Nicolás , para aludir a ese jovenzuelo que, a más de colarse en las recepciones, reírse de los sistemas de control y seguridad y codearse hasta con la realeza, tiene una historia y actividades tan misteriosas como su elevado tren de vida. Puestos a buscar a este Francisco Nicolás un álter ego en la ficción, más recuerda al Leonardo di Caprio del filme 'Atrápame si puedes'.