El matrimonio esencialmente no tiene demasiado que ver con el amor. En realidad, desde el punto de vista psicológico, el matrimonio se relaciona más con el interés. El matrimonio tiene que ver, en primer lugar, con la libertad. El juez no te pregunta si amas a fulanito o menganita sino si quieres casarte con alguno de ellos. La afirmación clave es "Sí, quiero" respecto de la cual el "Sí, amo" es circunstancial. Un matrimonio por conveniencia es tan legítimo (y posiblemente más estable y fructífero) como uno realizado predominantemente por amor. Otra cuestión es la de aquella señora que se casó con un enano "pa jartarse de reí". Y es que la segunda condición fundamental en el matrimonio es el respeto, el reconocimiento de la dignidad de la otra persona. Y de eso va la sentencia del Tribunal Supremo norteamericano que es un triunfo de la libertad y de la dignidad, no del amor. El matrimonio, en definitiva, no es un asunto de risas. Ni de romanticismo barato. Los gays tienen derecho a casarse, claro. Y los enanos a que no les falten al respeto.

No soy tan cínico para negar que el amor entra dentro de la ecuación del matrimonio, solo que al lado de muchas más variables: el sexo, el dinero, la compatibilidad para la reproducción, el temperamento, los gustos, el afecto, las costumbres, el nivel educativo y, sobre todo, el proyecto vital. La ponderación de todos esos factores, y otros que ahora no se me ocurren pero que el avispado lector puede calibrar en su propio matrimonio, ya depende de cada cual pero supongo que la mayor parte estaremos de acuerdo en el que el más importante para que el matrimonio llegue a buen puerto es el proyecto vital. Es cierto que desde que existe el divorcio el matrimonio ya no es lo que era en cuanto a tensión existencial pero sigue siendo la decisión más importante de nuestras vidas.

El debate de fondo es si la comunidad puede imponer a los individuos un modo de vida en lo que respecta a los derechos fundamentales. Y la cuestión adyacente de si el matrimonio entra dentro de dichos derechos: ¿es más bien como ponerse el cinturón de seguridad o equivalente a poder expresar tus opiniones políticas? Que la mayoría me imponga la obligación de ponerme el cinturón de seguridad me fastidia pero no me va a impedir desplazarme en coche donde yo quiera. Sin embargo, que no me dejen casarme con quien yo pretenda sí que afecta a lo que yo soy y quiero llegar a ser. El matrimonio es un derecho fundamental y, por tanto, no cabe que se someta a votación en diferentes estados, como tampoco cabe que se vote el matrimonio interracial.

Un par de derivadas. Los niños. El matrimonio está estrechamente vinculado a la función reproductiva. El argumento de que habría que prohibir el matrimonio "gay" porque los niños necesitan un "papá" y una "mamá" es un disparate antropológico porque lo que necesitan es una "familia" y la estructura de las familia es muy variada en el tiempo y el espacio además de adaptarse a las circunstancias de cada tiempo. En este caso, la posibilidad tecnológica de que las parejas homosexuales puedan reproducirse es un ejemplo palmario de cómo la infraestructura modifica la superestructura ideológica.

La derivada final es con respecto a los matrimonios con más de dos personas en el acuerdo. Pero esto es tan obvio, y este escrito ya tan largo, que no les voy a azotar más con el látigo de mi locuacidad.

*Profesor de Filosofía