La obra más esperada, y digo esperada por la injustificada demora a la que nos han sometido la nefasta gestión política, en la infraestructura cordobesa; ha culminado de una vez. Su ejecución, puesta de largo, entrega y la ilusión con la que hemos usado los accesos a Córdoba, nos han decepcionado en la misma proporción que era esperada.

La salida de Córdoba por el Puente de Andalucía, buscando tanto Sevilla, Granada como Madrid, son los esperados; en cambio la entrada, a dicho puente, desde Madrid no tiene ni justificación ni perdón de ninguna índole. Para culminar dicha proeza, debes de adherirte, pasado el estadio de futbol del Arcángel y facilitada la incorporación, de la ingente cantidad de vehículos que por allí se incorporan a la autovía, te sitúas en ese carril y comienza la terna. El primero de ellos, la dudosa y difusa elección del carril. El segundo, la inmensa distancia con la que se realiza la citada desviación y la consiguiente merma de velocidad a la que te sometes. El tercer y último componente de la terna, es la señal de "ceda el paso" que a la altura del Puente de Granada nos obliga a cederles el paso a los que se incorporan del polígono del Guadalquivir.

Sres. Dirigentes y sabios trazadores, arquitectos/ingenieros, de este desmesurado proyecto: ¿Cómo se les ocurre colocar esta señal de "ceda el paso" en ese lugar? ¿Cómo piensan aliviar el problema de embudo de vehículos que se liará en breve, pues ya hay atasco y ahora es cuando la circulación está menos fluida, cuando el límite está a 40 Km/hora? ¿Ha sido quizás muy precipitado y no la han probado ustedes el trazado? O quizás haya que romper pronto el asfalto para volver a otro sobrecoste de la ya carísima obra finalizada.

Por último, las farolas, que normalmente iluminan estos trazados al paso por las urbes y que otras ciudades contemplan, ¿se han olvidado o quedan pendientes de otra licitación con la consiguiente adjudicación?

Invito desde aquí a la prueba de esta descabellada incorporación al Puente de Andalucía, llegando desde el estadio, y a que sean ustedes los que opinen del derredor, se lo aseguro, no se aburrirán y, por supuesto, no se creerán el trazado del nuevo desvío tan anhelado.

Antonio Porras Castro

Villafranca de Córdoba