La publicidad nos presenta un mundo irreal, en el que predomina la alegría y la felicidad en contraste con la información plagada de noticias negativas. La Navidad sin duda es la panacea de la paz y el bienestar en el mundo; una de las maneras más directas de vendernos ilusión, con argumentos ancestrales, en estas fiestas es la lotería. Comparto con algunas fuentes acreditadas que la campaña publicitaria de la lotería de Navidad resulta falsa y pastelona. Aunque pongan a los mejores actores, cantantes o como en el caso de este año, director. No deja de representar un mundo ideal, donde la gente vive como en el paraíso. Y personalmente opino que este año se han pasado con la chica extraterrestre, pero... ¿Quién soy yo para cuestionar al ínclito Amenábar?... Él sabrá, que para eso le pagan. Cuenta la leyenda que el emperador Nerón (en la antigua Roma la lotería circulaba ya, en las fiestas Saturnales) como era bastante díscolo, repartía entre sus allegados una lotería que contenía tanto premios como castigos, para darle más acción. No ha cambiado mucho la historia, que ahora el castigo de la lotería es el veinte por ciento del premio que se lleva Hacienda.