La aldea lucentina de Las Navas del Selpillar vivió ayer unos momentos intensos y cargados de emoción con el regreso de casi medio centenar de paisanos que vuelven a su tierra tras más de cuarenta años. A su llegada les recibían el alcalde pedáneo, Juan José Pineda, y el concejal lucentino Carlos Villa, así como un gran número de vecinos, algunos de ellos familiares y amigos. Fueron instantes únicos para quienes llegaban y también para los que les dieron la bienvenida.

Los naveños y naveñas de la emigración, encabezados por Rosario Pedrosa, tendrán así la oportunidad de reencontrase con su pasado en la aldea, de la que tuvieron que marcharse para ganarse el pan de cada día. Y es que los años 50 y 60 fueron tiempos de no pocas dificultades y decenas de familias (casi todas numerosas) tuvieron que buscar nuevos horizontes: Cataluña, Madrid, País Vasco, Suiza, Francia o Alemania, fundamentalmente.

Sus lágrimas delataban que nunca olvidaron la tierra que les vió nacer, ni a quienes dejaron aquí. Ahora serán unos días de recuerdos y reencuentros, de rememorar rincones, personas y vivencias que, por fortuna, no se han perdido. Como a tantos otros, un autobús les arrancó de Las Navas del Selpillar y otro les ha devuelto a su aldea. Entre tanto sólo ha pasado medio siglo, un tiempo en el que su físico ha cambiado, pero no los sentimientos que albergan en lo más profundo de sus corazones.