El examen a portero del Ayuntamiento, que se celebró en junio y que este sábado tendrá su segunda parte, necesitó un gran despliegue porque se inscribieron 6.000 personas. Para que nadie se copiara no fue suficiente con la vigilancia del personal municipal y se decidió contratar a una empresa para inhibir la frecuencia de los móviles y evitar ayuda externa. La historia ha costado 10.900 euros.