Ha fallecido a los 98 años de edad Enrique Caballero Álvarez, el último barquero que tuvo Córdoba, ya que trabajaba en el embarcadero que se ubicaba en las proximidades del Molino de Martos, en la misma zona donde nació en 1918. Enrique fue una persona que hizo mucho por los cordobeses, ya que salvó muchas vidas cuando el río se utilizaba como lugar de baños y recreo. Desde que nació ha estado ligado al río Guadalquivir, pues vino al mundo en la calle Badanas, entre el río y la plaza del Potro. Su padre era el molinero del molino San Antonio, del que era propietario. Allí pasó largas temporadas trabajando con él, cuando salía del colegio de don Luis (frente al embarcadero).

Su afición por el río y su habilidad para construir barcas le inclinan, en su juventud, a la noble tarea de barquero, profesión que desarrolló hasta que cumplió 54 años. En total estuvo más de 25 años pasando a los cordobeses de una a otra orilla del río. Durante la semana llevaba a muchas mujeres del barrio de Miraflores que iban al mercado de la Corredera a comprar y los domingos pasaba aficionados para el fútbol. Algunas veces hasta transportaba cincuenta personas en la misma barca. El viaje valía dos reales (luego lo subió a una peseta). Pero simplificaba mucho el camino a recorrer. El 26 de abril de 1964 protagonizó uno de los hechos que han marcado la historia de Córdoba del siglo XX, cuando cayó un autobús a aguas del Guadalquivir. Recordaba que «en la barca íbamos mi sobrino y yo. Mi hermano Pepe nos esperaba en la orilla. De momento escuchamos un gran golpe, miramos y vimos a un autobús perderse dentro del río. El agua comenzó a moverse. Remamos hasta allí y había una enorme mancha de aceite. Encima de la superficie flotaba una gorra. De momento salió un hombre que chapoteaba desesperadamente, era el cobrador. Nos acercamos y lo izamos a bordo. Estaba herido y extenuado. Se había salido por la ventanilla y se quejaba de la clavícula. Al momento salió otra persona. Lo cogimos y lo subimos a la barca. Era un usuario que había podido salir del autobús. Ya solo se veían muchas burbujas y remolinos en el agua. Si tardamos unos segundos más se ahogan. Uno era marido de mi sobrina y el otro trabajaba en Renfe. Nos ayudaron unos pescadores que había en la orilla y los atendimos hasta que llegaron las ambulancias. Enseguida se arremolinó la gente y vinieron las autoridades y los bomberos. Intentaron sacar el autobús pero era difícil. El dueño del bar Correo estaba muy grueso y nos costó muchísimo sacarlo del agua. Por poco nos vuelca la barca. Había varias mujeres e incluso un niño. Fue una pena. No pudimos hacer nada por ellos», decía. Una de sus hijas comentaba ayer que «ha sido una persona buenísima, noble, humana y con carácter». RAFAEL CASTRO

OTROS FALLECIDOS:

Ricardo Muro Meléndez-Valdés. Córdoba. Diego Jurado Blanco. Córdoba. Soledad Gómez Fernández. Córdoba. Antonio Jesús Pedraza Carvajal. 63 años. Lucena. Amalia Cano Toro. 94 años. Lucena. Mercedes Olivares Córdoba. 91 años. Lucena. Petra Ruiz Estepa. 83 años. Puente Genil. Mariano Luque Martínez. Puente Genil. Miguel Moreno Moreno. 92 años. Cabra.