El último pleno del curso empezó con la voz apagada de alguien reclamando, en broma, el desayuno. "Café y media", se oyó en la sala poco antes de que los ediles tomaran la palabra. Y es que los plenos, que a partir de septiembre empezarán a las diez, arrancan a las once, esa hora en que muchos funcionarios aprovechan para desayunar. No es de extrañar que más de uno tuviera hambre.