La convención nacional que el PP celebra en Sevilla no era ayer precisamente una fiesta. Lo que debía ser una puesta de largo casi acaba en funeral, y si no ocurrió lo peor fue porque algunos dirigentes, con Mariano Rajoy a la cabeza, se esforzaron por intentar salvar los muebles. El clima estaba enrarecido y los titulares daban por amortizada la convención antes casi de empezar.

La delegación cordobesa en Sevilla, que no pudo zafarse tampoco de este ambiente, estuvo encabezada por Adolfo Molina (el primero en llegar) y José María Bellido, y compuesta por 41 miembros entre los que estaban el diputado Rafael Merino; los senadores Beatriz Jurado y Jesús Aguirre; alcaldes como el de Cabra, Fernando Priego, y los parlamentarios andaluces Miguel Ángel Torrico y Rosario Alarcón, o los concejales Salvador Fuentes y María Jesús Botella, entre otros.

Para Molina y Bellido, esta era su primera gran cita como presidente del partido y como candidato a la Alcaldía, respectivamente. Ese estreno, sin embargo, se ha visto empañado por la polémica del máster de la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, que ha torpedeado los objetivos de la convención: escenificar el rearme del partido y ser el pistoletazo de salida para las elecciones. Entre la delegación cordobesa, el máster también fue el tema recurrente de las conversaciones (si es fuego enemigo o amigo, si la presidenta dice o no la verdad, si tuvo que zanjar antes el tema...). Es profunda la preocupación del PP por el desgaste que puede provocarles. «Lo mejor sería que se fuera», reconocían algunos miembros de la delegación cordobesa en privado. En público, tiraron de argumentario: «El PP es el primer interesado en que se aclare todo», declaró Molina.

La cita permitió a los dirigentes del PP reencontrarse con el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, que aprovechó para almorzar con ellos. No hubo mucha interacción entre los dirigentes de las provincias andaluzas, algo que Javier Arenas sí potenciaba. «Moreno Bonilla ejerce otro tipo de liderazgo», reconocen los populares. Con el presidente regional, Bellido y Molina compartieron en la noche del viernes un encuentro con la sociedad civil, al que acudieron, entre otros, el cantaor Arcángel (al que Molina felicitó por su último disco) o Bertín Osborne.

Ya por la tarde, la mayoría de la delegación cordobesa decidió acudir a la mesa moderada por Arenas, en la que intervinieron Catalá, Zoido y el padre de Marta del Castillo para defender la prisión permanente revisable. En primera fila, junto a Ana Pastor, estaba Nieto, quien quiso salvar el objetivo de la convención por encima de polémicas: «Es un esfuerzo loable del PP por hablar de las cosas de las que habla la mayoría de la gente», dijo a este periódico.

Bellido aprovechó ayer para interpelar a algunos de los ministros de los que dependen temas importantes para Córdoba. El que mejores noticias le transmitió fue el responsable de Fomento, Iñigo de la Serna, quien le avanzó que el contrato para el tren de cercanías se firmará este mismo mes, y que espera poder asistir él mismo a la puesta en marcha de esta infraestructura. También tuvo ocasión de saludar al ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, que se mostró proclive a apoyar la candidatura de Medina Azahara como Patrimonio de la Humanidad, y a María Dolores de Cospedal. Gestiones que, al menos para Córdoba, salvan en parte una convención que nació muerta.