El viaje incluye una noche en hotel de cuatro estrellas, en una excelente ubicación, a cinco minutos a pie de Nervión, una zona llena de tiendas, centros comerciales y bares. El plan contempla también una cena gratis, desayuno, comida y tentempié para el camino de vuelta. El desplazamiento es sencillo, 137 kilómetros. 24 horas en Sevilla. El único requisito, presentarse a las cuatro de la tarde en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, porque dentro del plan, su parte más espinosa es la visita obligada a uno de los símbolos deportivos de la ciudad, el campo del Sevilla.

Cambia todo en el barrio menos el gigantesco escudo sevillista y la masa de cemento sobre la que se levanta el graderío. Solo en los palcos vips se aprecia algo de modernez, con sus televisores apoyados en las paredes y las azafatas de chaqueta negra y pañuelo rojo en el cuello sirviendo bandejas de aperitivos. En el resto de grada no hay separación entre cada silla y los números que las identifican están escritos con pintura, y junto a la pintura, grietas. Hay un sector de unos 500 blanquiverdes en lo más alto y muchos esturreados; corre algo de viento.

Se adelanta el café.

El plan de la agencia obliga a hacer unos ejercicios de calentamiento poco antes de las cuatro y a escuchar el himno local, pero este impacta poco porque el estribillo se pierde y se acaba cortando en la mitad, nada que ver con el de aquí.

El viaje incluye un concierto de 92 minutos y la agencia garantiza el mejor sitio para escucharlo: en el césped, con una magnífica acústica, y además asegura que no tendrán que soportar tumultos, un máximo de 23 personas en un espacio de 100 metros de largo y 70 de ancho. El repertorio incluirá los temas más sonados: ¡Tebas, vete ya! , Himno de Andalucía , Recuerdos a Puerta , cántico que también aplauden los visitantes, y Popurrí contra Betis y Atlético . "¿Y aquí no les multan?".

Pero la agencia no puede controlar insultos y tampoco el revoloteo de siete palomas en torno a las cabezas de sus viajeros. Para compensarlo, se hace cargo de todos los desperfectos que estos originen, véase, manotazo a un banquillo (Djukic), patada a un poste (Juan Carlos) o multa por agresión (Ekeng).

La agencia no prohíbe las fotografías, pero sí pide que se hagan con discreción. Lo que sí ruega por favor es que nadie se encare a ningún jugador local (aviso a Krhin), bajo riesgo de que su afición entone las letras más agresivas, como "a Segunda, oé", "catetos", "esto es Sevilla y aquí hay que mamar", "ponedse la camiseta del Madrid otra vez" o "llevadse el flamenquín a casa". El vacile llega incluso desde la megafonía. "Señores, el jueves empieza lo serio".

Pero el plan ni siquiera exige acercarse al final del partido a tu propia afición, bastará con darle unos ligeros aplausos desde el centro del campo. La vuelta se hará de nuevo por carretera, en un cómodo autocar, sobre las siete de la tarde. Habrán sido casi 24 horas en Sevilla para un concierto de hora y media.

Los interesados para futuros viajes pueden acercarse en horario laboral a la sede de la agencia: Avenida del Arcángel, sin número.