Estadio: El Arcángel

Asistencia: 13.092 espectadores

Terreno de juego: Bien

CÓRDOBA: (1) Juan Carlos, (33) Campabadal, (2) Pantic, (3) Crespo, (35) Fede Vico, (15) Deivid, (5) Ekeng, (10) Fede Cartabia, (7) Rossi, (14) Ghilas y (28) Florin Andone.

Cambios: (18) Borja García por Fede Cartabia en el 46', (16) Fidel por Ghilas en el 67' y (9) Xisco por Florin Andone en el 82'.

GRANADA: (1) Oier, (2) Nyom, (6) Babin, (5) Mainz, (20) Juan Carlos, (22) Foulquier, (4) Fran Rico, (8) Javi Márquez, (10) Piti, (18) Jhon Córdoba y (9) El Arabi.

Cambios: (21) Ortuño por Jhon Córdoba en el 36', (19) Larsson por Juan Carlos en el 46' y (11) Riki por Nyom en el 65'.

LOS GOLES

1-0 (16') Balón suelto que recoge Ekeng dentro del área rival, centro raso y disparo de Ghilas, ajustado al poste.

2-0 (44') Florin Andone, a pase de Fede Cartabia.

EL ARBITRO

Vicandi Garrido (C. Vasco). Flojito. Perdonó varias amarillas y sobre todo una colleja de Piti a Ekeng. Mostró amarillas a los blanquiverdes Fede Cartabia (19') y Campabadal (89').

LA CRÓNICA

Doscientos veinticinco días después El Arcángel volvió a ver ganar a su Córdoba. Un triunfo que da continuidad, casi 43 años después, a aquel último e histórico logrado ante el Barcelona con el famoso gol de Fermín, para lo cual ha debido esperar al noveno encuentro en casa de la actual campaña. Y para hacerlo se juntaron el hambre con las ganas de comer. Una mejor actitud del Córdoba con una incapacidad del rival para generar lo más mínimo: ni de fútbol ni de nada. De ahí que los blanquiverdes merecieran, dadas las ganas de ganar demostradas y la desidia del oponente, mayor renta al final del encuentro si cabe. Pero el Córdoba se decantó en la segunda mitad por nadar y guardar la ropa, ya que en los primeros 45 minutos finiquitó el encuentro gracias, principalmente, a esa mejor actitud anteriormente mencionada y a un nombre: Nabil Ghilas. Salir en cada partido a pelear la salvación y, como anoche, con casi la mitad de los jugadores en edad sub 23, convierten al argelino en un lujo, casi el único que tiene este Córdoba, por lo que las bajas con las que acudía el conjunto nazarí (Murillo, Iturra o Machís, entre ellas) se agradecieron. Baste como ejemplo, el debut de Florin Andone, con mucha movilidad, gol y superando en éste a Mainz.

El partido en sí comenzó con imprecisiones y con un Granada que tenía algo más el balón, mientras el Córdoba salía al contragolpe, como hizo Ghilas a los cinco minutos de encuentro, que recorrió 60 metros para disparar desde la frontal del área, demasiado alto. Piti respondió unos minutos después, aunque también con el objetivo desenfocado. El duelo estaba trabado y parecía, más bien, en el lugar en el que interesaba a los de Caparrós. Sin embargo, una jugada aislada desequilibraría el marcador. Campabadal perdía el esférico en ataque y éste, suelto, lo recogió dentro del área Ekeng. El camerunés centró raso y Ghilas, de manera espectacular, empalmaba ajustado al poste para batir a Oier.

Le sentó bien el gol a los cordobesistas, que mientras que no sufrían en exceso en defensa, lanzaban alguna contra con cierto peligro, como una protagonizada por otra subida de Campabadal (m. 21) y una de Ghilas, cómo no, que finalizaba con un centro alto al que no llegó por poco Florin Andone (m. 24).

Pero las eternas desconexiones cordobesistas, sobre todo atrás, y la ya consabida anarquía táctica de algunos, sobre todo de Patrick Ekeng, dieron aire al Granada, que veía el gol cerca con una subida con peligro de Nyom que Campabadal envió a córner y con dos remates desviados de Córdoba y de Piti. Tras unos minutos aún más embarullados y la retirada antes de tiempo por lesión de Jhon Córdoba (entró Ortuño), el Granada tuvo la mejor a balón parado, con una falta casi al borde del área lanzada por Fran Rico que se marchó fuera por milímetros.

Pero antes del descanso volvería a aparecer para el Córdoba, anoche, un cuarto Rey Mago: Ghilas, omnipresente en los locales, pasaba a Fede Cartabia, dentro del área, que conectaba raso para que Florin Andone empujara a la red sobre la raya de gol.

Algunos se frotaban los ojos. El Córdoba no solo se había puesto por delante en el marcador, sino que había puesto tierra de por medio ante un rival ocho meses después desde la última vez. Y todo en apenas 45 minutos.

Salvo por la entrada de Borja García en lugar de Fede Cartabia, la segunda parte comenzó igual: a los cuatro minutos Nabil Ghilas volvía a recibir en su campo y se iba otros 60 metros en diagonal para, desde la corona del área, volver a disparar, aunque con la misma suerte que al inicio del encuentro.

Excepto por un disparo raso de Piti que atajó sin problemas Juan Carlos, el Córdoba fue encontrándose progresivamente cada vez más cómodo en el encuentro. Djukic fijó un poco más a los laterales atrás y permutó a los pivotes: dejó a Rossi acompañando a Deivid y adelantó a Ekeng para que trabajara defensivamente en línea de tres cuartos. Los cordobesistas lograban incluso combinar en algunas fases y hasta a punto estuvieron de realizar el tercero con un pase largo cruzado de Fede Vico a Florin, pero se adelantó Oier.

El mal trago se produciría poco después para el Córdoba. En una jugada sin aparente peligro para la portería blanquiverde e intentando llegar a un balón aéreo en campo propio, Ghilas apoyaba su pierna izquierda de manera extraña y saltaban todas las alarmas. El argelino pidió el cambio al instante y los ánimos de la grada bajaron varios puntos.

El partido, si ya estaba más bien frío, se congeló por completo. El Granada dejó inédito a Juan Carlos y no mostró peligro serio durante todo el encuentro, por lo que se entregó ya a algún que otro mal modo y a dejar correr el tiempo. Los blanquiverdes, por su parte, estaban ya mirando más al reloj y a poder celebrar el triunfo que al propio encuentro.

Si extraño fue lo visto en el primer tiempo aún más lo ocurrido en esa segunda mitad, en la que el Córdoba conservó plácidamente su ventaja sin sobresaltos ante un rival aparentemente entregado, lo que retrotraía la memoria al elemento diferenciador, al auténtico jugador desequilibrante en todo el encuentro, que se encontraba ya realizándose pruebas en las instalaciones del estadio. El delantero argelino cedido por el Oporto fue el gran artífice del cierre de esa etapa negra de casi ocho meses sin ver un triunfo en El Arcángel y de dar continuidad en Primera a aquel Córdoba de Del Bosque y Fermín 43 años después. Y eso, en la gran noche mágica del año. Para el Córdoba hubo un viajero más de Oriente: el rey mago Ghilas.