Estadio: El Arcángel

Asistencia: 16.131 espectadores, con presencia armera

Terreno de juego: Bien, salvo las áreas pequeñas

CÓRDOBA: (1) Juan Carlos, (33) Campabadal, (2) Pantic, (3) Crespo, (11) Edimar, (15) Deivid, (7) Rossi, (24) Bebé, (10) Fede Cartabia, (14) Ghilas y (28) Florin Andone. Cambios: (23) Abel Gómez por Ghilas en el 62' y (18) Borja García por Florin Andone en el 81'.

ÉIBAR: (1) Irureta, (2) Bóveda, (22) Raúl Navas, (5) Ekiza, (16) Lillo, (14) Dani García, (8) Errasti, (20) Manu del Moral, (23) Javi Lara, (21) Saúl Berjón y (19) Piovaccari. Cambios:(4) Añibarro por Ekiza en el 46', (10) Arruabarrena por Manu del Moral en el 69' y (12) Borja Fernández por Javi Lara en el 89'.

LOS GOLES

1-0 (1') Pared de Fede Cartabia con Florin Andone, que se lleva el balón con el cuerpo dentro del área y fusila a Irureta.

1-1 (72') Gran centro de Saúl Berjón que remata impecablemente de cabeza, cruzando el balón por alto, Arruabarrena.

EL ARBITRO

Teixeira Vitienes (C. Cántabro). Amonestó a los blanquiverdes Deivid (37'), Edimar (47'), Juan Carlos (55'), Crespo (60') y Campabadal, en dos ocasiones (31' y 55'), por lo que fue expulsado, y a los azulgranas Raúl Navas (30'), Ekiza (40') y Javi Lara (84'); también mostró roja directa a Piovaccari (57').

LA CRÓNICA

Hay empates y empates. Algunas tablas en casa, como las del Deportivo o ante la Real que, por mucho que algunos quisieran verlo de otra manera, sabían a triunfo para los cordobesistas. Porque el daño podía haber sido el peor, visto el juego de entonces. Pero el de ayer es de los que duelen, precisamente porque el Córdoba no mereció ese castigo y hubo demasiadas cosas que confluyeron para que volaran dos puntos. Bueno será aprender. Unos y otros, los de dentro y los de arriba. Porque este equipo, mostrando muchísimo más de lo que lo ha hecho en el resto de la primera vuelta, continúa siendo un grupo en construcción, con lo cual el futuro se puede mirar con cierta esperanza siempre y cuando todos, los de dentro y los de arriba, cumplan con su cometido. Por lo pronto, los de dentro lograron cambiar el césped por hierbabuena durante 45 minutos y no pudieron más, simplemente, porque no se puede. Eso sí, también lograron empequeñecer a la revelación de la temporada y provocar que más de uno se preguntara si este era el Eibar. Por cierto, prácticamente el mismo que se impuso el año pasado por 0-2 con más que suficiencia.

El partido no comenzó frenético por parte del Córdoba, sino fulgurante, ya que a los 10 segundos ya puso el marcador en franquía después de que Fede Cartabia tocara de cabeza en la frontal del área para Florin Andone. El rumano se aprovechó de la duda en los centrales azulgranas para llevarse el balón con el cuerpo y fusilar a Irureta. Pero los de Djukic querían más. Después de un saque de esquina de Javi Lara, era Ghilas el que intentaba acaparar protagonismo tras hacerle un caño a Raúl Navas y, cuando estaba dispuesto a disparar, Bóveda le quitó el balón del pie. Insistía el Córdoba en prolongar su inicio y era Fede Cartabia el que ponía de nuevo en apuros al portero eibarrés con un disparo desde la frontal que necesitó de dos tiempos para evitar el gol. Los de Garitano intentaban capear el temporal, pero una pérdida de Lillo en campo blanquiverde propició un precioso contragolpe a cargo de Cartabia, que driblaba a Errasti y pasaba a Bebé. El portugués centraba al punto de penalti a media altura, pero demasiado fuerte para que pudiera llegar Florin Andone. Tras esos primeros 10 minutos trepidantes, el Córdoba, lógicamente, bajó algo el ritmo, aunque siempre controlando el tempo del partido.

Tanto, que bordeando la media hora, los blanquiverdes decidieron dar otro pisotón al acelerador, con ocasiones a cargo de Bebé, de Ghilas y de Florin Andone a pase del portugués, pero Irureta se adelantó al nueve cordobesista. En todo caso, el Eibar acusaba ese nuevo arreón local y Raúl Navas veía la amarilla. La falta lanzada por Fede Cartabia la detuvo el portero eibarrés y el último cuarto de hora de ese primer acto se afrontaba no solo con optimismo, sino con la visión de que este equipo seguía evolucionando: más confianza en el aspecto individual, mayor fe en lo colectivo, reparto lógico de espacios, muy buen juego sin balón... En definitiva, con seguridad atrás y con ideas arriba.

Tras unos minutos de tranquilidad y con un Eibar sorprendentemente inoperante, Bebé quiso dejar un regalo a la afición antes del descanso. Robó el balón en campo propio a Lillo, se fue de dos rivales, se apoyó en Fede Cartabia, volvió a regatear a Lillo y centró para que Florin Andone, completamente solo ante Irureta, rematara de cabeza. Pero el rumano no conectó bien y apenas rozó el balón. La afición coreaba el nombre del luso y El Arcángel era una fiesta.

Las gradas cantaban "sí se puede" y despedían a su equipo con una ovación como si del final del encuentro se tratara. El Córdoba lograba completar unos primeros 45 minutos en los que lo mejor que se puede decir es que hizo fútbol de Primera División. Y eso, después de lo pasado y de lo que queda aún por pasar (ojo), es suficiente garantía, con los añadidos que se esperan en lo que queda de enero, para mirar al futuro con cierta confianza.

Porque la lección que se debe aprender es lo que le vino después al Córdoba en el segundo acto. Garitano metió a Añibarro por Ekiza, ya que sus dos centrales se encontraban amonestados. El duelo recomenzó sin un dueño aparente y en una jugada sin aparente peligro, Campabadal cometió un acto de inmadurez, un rasgo muy pronunciado en este equipo. De hecho, detalles de la misma se pudieron ver en ese primera buena mitad. El caso es que el catalán agarró a Saúl Berjón en carrera y vio la segunda amarilla. La suerte para el Córdoba, que dos minutos después Florin Andone también sacó la roja a Piovaccari. Pero el partido ya había entrado en otra dinámica: los blanquiverdes no lograban conectar con tanta facilidad y Djukic dejó claro (si no lo había visto nadie antes) que hace encaje de bolillos en defensa. Como dato, Crespo, que ya ha jugado en tres de los cuatro puestos de la defensa, jugó ayer como central zurdo y lateral derecho. Deivid debió bajar a acompañar a Pantic y Abel sustituyó a un exhausto Ghilas. El Eibar se abría aún más en su presión y Garitano logró que al menos no hubiera un dominador claro. Fue el momento de meter a Arruabarrena, que en el primer balón (¿el único?) que tocó alojó el balón en las redes tras un centro de Saúl Berjón desde la derecha al que tuvo que salir Deivid.

En los últimos 20 minutos, el conjunto armero se daba por satisfecho, lógicamente, y el Córdoba, que lo había dejado todo en el campo, empujó más con el corazón que con la cabeza.

La contrariedad era notoria, ya que en el balance pesaban mucho más aquellos primeros 45 minutos que la igualdad con mayor control blanquiverde de la segunda. Le faltó a Djukic más de una herramienta para reactivar a su grupo, pero el serbio y el equipo han demostrado lo que pueden hacer a poco que se les complete, que se les ayude. Ejemplo, el partido y el puntito de ayer. De lo que pudo ser... a lo que fue por los banquillos. Ojalá todos tomen nota.