Bochorno en Granada y no por el calor. El Córdoba escribió una de las líneas más torcidas, negras y tristes de sus casi 61 años de historia en el Nuevo Los Cármenes con un espantajo que solo podía finalizar en derrota, dos expulsiones que merecerían el enésimo expediente en esta temporada para olvidar y con una reflexión a raíz de las dudas de algunos sobre la limpieza de la competición: ¿De verdad hay quien puede pensar que con este Córdoba es necesario acordar previamente un resultado? Para quien siga creyendo que sí solo tiene que repasar las declaraciones de José Antonio Romero a la finalización del adefesio de ayer, un monumento al absurdo, o las de Florin Andone, un mausoleo a la impotencia. La triste imagen de este Córdoba y la descomposición iniciada hace varias semanas obliga a meditar si aquello de las decisiones corales y otras particularidades que caracterizan hoy por hoy a la entidad blanquiverde no suponen sino el agotamiento de un modelo y la necesidad no ya de cambiar el guión, sino al guionista. Desde luego, lo que ocurre actualmente no se despacha con un nuevo entrenador y fichajes y mal harían en la zona de toma de decisiones si creyeran eso, lo que obligaría a tragarse mediante vídeo lo ocurrido ayer en Granada para reflexionar cómo se ha llegado hasta ahí.

El Córdoba salió con las novedades de Borja García y Abel Gómez en su once inicial para intentar dibujar un 1-4-1-4-1. A los cuatro minutos tuvo la primera oportunidad el equipo de Sandoval a través de El Arabi, tras un centro raso de Piti que recibió Mainz y que logró conectar con el delantero rojiblanco, pero cruzó demasiado. El Granada mantenía el control del encuentro en sus primeros compases, aunque sin apenas ocasiones, salvo la reseñada y una falta botada por Piti que atajaba sin problemas Juan Carlos. En medio del tostón, por el calor y por el propio encuentro, Mainz puso a prueba a Juan Carlos, que realizó una gran parada a cabezazo del central rojiblanco. En todo caso, en ese primer cuarto de partido, el Córdoba tan solo ofrecía cierto orden en defensa y nada más. Apenas pasaba de mediocampo, mientras que el Granada, por su parte, porfiaba por quitarse la ansiedad con un gol. Lo volvió a intentar Piti, que se encontró de nuevo con Juan Carlos, que desvió a córner. Una faltita, floja y rasa, de Abel Gómez fue el único balance ofensivo del Córdoba en la primera mitad. Los problemas de combinación atrás del Córdoba se reflejaron en la expulsión de Íñigo López por doble amarilla, una expulsión ridícula e innecesaria.

Mientras, Juan Carlos seguía apareciendo al despejar a córner un disparo envenenado de Javi Márquez y, botado éste, con una parada a remate de cabeza de Babin, que contó con la ayuda del palo. Obviamente, el Granada redobló su dominio y acaparaba la posesión del balón, aunque fallaba siempre en el último pase, por lo que Javi Márquez volvió a probarlo desde fuera del área (40'), pero el balón volvió a irse ajustado al palo derecho de Juan Carlos. El gol era cuestión de tiempo y llegó al filo del descanso, tras cabecear Mainz una falta frontal. El central apenas tuvo oposición y el Granada se iba a vestuarios con ventaja en el marcador.

Si el primer acto fue para olvidar, el segundo provocó el sonrojo. Los locales, con los tres puntos en el bolsillo, simplemente dejaban pasar el tiempo. Por su parte, el Córdoba, en inferioridad, tan solo lograba disimular intentando tener el balón muy de vez en cuando, pero todo, enmarcado en un mar de dejadez, de errores impropios para un equipo de Primera, incluso para uno de Segunda. En definitiva, un insulto al fútbol. El Granada, por su parte, tan solo lanzaba alguna transición rápida, con poca convicción, ya que era sabedor de que los tres puntos no se le iban a escapar.

En medio del deseo de que la birria finalizase de una vez por todas, el Córdoba se superó con un penalti de Pantic sobre Rochina. El Arabi anotó y parecía que el ridículo quedaría ahí. Pero no. Hacía falta aún el consecuente epitafio de un ¿equipo? al que una planificación amateur y una gestión posterior horrorosa han llevado a esta dantesca situación. Fede Cartabia, que había salido desde el banquillo unos minutos antes, protestó a Teixeira por una falta que el propio árbitro había señalado y, no contento con ello, insistió. El cántabro le dio al argentino lo que pretendía, salir de la pantomima de encuentro antes del tiempo reglamentario y cerrar por completo un partido que será recordado como una de las fechas negras para la historia del Córdoba. Nada menos que en Primera. Un patético esperpento.

- Ficha técnica:

2 - Granada: Roberto; Nyom, Babin, Mainz, Juan Carlos (Foulquier, m.82); Rubén Pérez (Iturra, m.63), Javi Márquez; Lass, Piti, Rochina; El Arabi (Jhon Córdoba, m.71).

0 - Córdoba: Juan Carlos; Gunino, Iñigo López, Deivid, Edimar; Krhin, Abel Gómez (Cartabia, m.56); Luso, Borja García (Pantic, m.46), Fidel (Fede Vico, m.61); y Florin

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (Comité cántabro). Expulsó por doble cartulina amarilla a los jugadores del Córdoba Íñigo López (m.29) y Fede Cartabia (m.79). También amonestó a los locales El Arabi y Rubén Pérez, y al visitante Krhin.

Goles: 1-0, M.45: Mainz. 2-0, M.69: El Arabi, de penalti.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima sexta jornada de la Liga BBVA disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes, que registró un lleno absoluto con 22.500 espectadores.