De hazañas y aventuras se puede describir el Tour de Francia que nos cuenta Miguel Moreno. Batallas épicas y luchas por lograr la gloria en los Campos Elíseos son los recuerdos más inmediatos que se le vienen a la cabeza.

En sus doce tours como director deportivo, Miguel explica que la carrera francesa es totalmente diferente a las del resto, "es el gran teatro del ciclismo, donde participan un sinfín de actores" (técnicos, corredores, firmas comerciales y organización). Pero, sin duda, Miguel se queda con la carrera de antaño, la que él más conoció: "Fausto Copi y Federico Martín Bahamontes fueron corredores de antología", entonces disputaban todo el año. Eddy Mercks ganaba igual en febrero que en septiembre, "ahora sólo se concentran en la carrera de julio".

Moreno debutó en el Tour del 1973, que ganó el español Luis Ocaña. Con el equipo La Casera (consiguió la montaña y una etapa con Pedro Torres), "formaba una escuadra joven y revolucionaria". Bahamontes era el patrón del equipo y contaba que en la ronda francesa no había problemas de avituallamiento (bandejas de arroz con leche, pollo y un montón de comida por todas partes).

Pero el Tour comenzaba a cambiar, Miguel Moreno tuvo que pedir dinero a Bahamontes para poder inscribirse (3 millones de las antiguas pesetas). Recuerda jornadas en las que el equipo debía levantarse a las cinco de la mañana para disputar etapas de más de trescientos kilómetros, "existía más lucha que actualmente, eran hombres más curtidos". En los años que le tocó presenciar en primera fila este gran espectáculo, los equipos llevaban una mentalidad mucho más ofensiva "y eso que contabamos con otros medios, bicis pesadas y poco material". Los ciclistas aprovechaban cualquier circustancia para atacar, como cuando Ocaña y Mercks lanzaban sus ofensivas en las zonas de avituallamiento, "todo el mundo debía de estar atento". En cuanto a los abanicos eran terribles, alemanes, holandeses y belgas "la liaban en estas situaciones".

Por Moreno pasaron corredores de la talla de Torres, Lasa, Agostinho, Kelly y Zuelle y disfrutó por las carreteras francesas con escuadras como Teka, Zahor, Lotus y Festina (nueve Tour).

El del 1998 fue su último Tour. Este año el conjunto Festina contaba con una de las mejores escuadras para disputar el maillot amarillo de la carrera (Virenque, Brochard o Zuelle), pero el escándalo del doping e intereses políticos más allá de lo meramente deportivo hicieron que todo el equipo Festina diera con sus huesos en la cárcel.

"En definitiva, el Tour es el Tour y si tuviera que correrlo hoy, volvería", sentencia.