"El tenis es como las matemáticas, cuando no te sale un problema hay que repetirlo una y cien veces hasta que te salga". Esa es la filosofía que desde pequeño le inculcó Toni Nadal a su sobrino y esa es la que ha aplicado el número 1 desde siempre. Rafael Nadal se marchó de Montercarlo consciente de que algo no funcionaba en su juego y dispuesto a solucionarlo "lo antes posible".

El número 1 aterrizó en Barcelona con esa intención entre ceja y ceja y al poco tiempo ya se machacaba en las pistas del Real Club Tenis Barcelona. Durante una hora se dedicó a lanzar derechas cruzadas de forma obsesiva. La escena se repitió el domingo y ayer, de nuevo, en un entrenamiento que se alargó tres horas, ante la atenta mirada de todo su equipo, pendiente de cada movimiento.

Trabajo, trabajo y más trabajo. Así es como Nadal ha llegado hasta donde está y así es la forma como entiende que debe seguir mientras juegue al tenis. No hay más secretos. "Quiero coger sensaciones positivas. Cuando se pierde se necesita volver a encontrar el camino que uno quiere seguir", valoró el número 1 mundial.

"Nada es eterno, ni nadie gana siempre. He perdido y posiblemente perderé más. Estoy como estoy. Empecé bien el año, pero es cierto que después de la final de Australia me ha faltado un poco de confianza para competir como me habría gustado, pero eso esta pasado. No puedo seguir excusándome con eso", admitió.

Nadal se presenta en Barcelona con dudas en su juego tras la dura derrota encajada ante Novak Djokovic en la final de Miami y su eliminación en cuartos de final la semana pasada en Montecarlo ante David Ferrer. "Perdí en Miami y con Ferrer no jugué bien. No es que no pueda perder con dos de los mejores jugadores del mundo, pero quizás es cierto que podía haber hecho alguna cosa más, especialmente en Montecarlo", aceptó.

Nadal afronta ahora ocho semanas de máxima tensión en un territorio que desde el 2005 ha dominado casi sin oposición y en el que el año pasado ganó en Barcelona, Madrid, Roma y Roland Garros, además de hacer final en Montecarlo. Sumó un total de 5.100 puntos y ahora no podrá sumar ninguno aunque lo gane todo. "Los puntos duran un año, eso lo sabemos todos. El sistema es así. Posiblemente sea injusto porque no permite tranquilidad, especialmente para aquellos jugadores que han tenido una lesión larga. Lo único que cuenta para mí son los puntos del año y actualmente se que voy el cuarto en la clasificación del año".

Ganar el torneo de Barcelona por novena vez le ayudaría a quitarse algunos de esos fantasmas que ahora revolotean por su cabeza. "No soy yo quien vaya a llorar por lo que me ha pasado. No voy a reprochar ni quejarme de lo que me ha sucedido. Ya he tenido otras adversidades a lo largo de mi carrera y esta es una más. Me he perdido muchos torneos por lesiones, pero también es cierto que todos los jugadores, menos uno, me cambiarían lo que he conseguido estos años".