La euforia y la locura azulgrana se quedó el miércoles por la noche sobre el césped del Camp Nou. Después de la gesta de eliminar al París SG con un 6-1 que forma parte ya de la memoria colectiva del fútbol mundial, Luis Enrique no quiere perder más tiempo en mirar hacia atrás. Juega el Barcelona el domingo en Riazor ante el Deportivo, obsesionado en ganar y seguir liderando la Liga, con un punto de ventaja sobre el Madrid, aunque el equipo de ZIdane tiene un partido menos.

"Es un handicap, pero lo tenemos que resolver. Me fio de la cordura y de la sapiencia de mis jugadores", ha dicho Luis Enrique para bajar al equipo de esa nube celestial en la que se instaló el pasado miércoles, transformado ya en una celebridad planetaria. Y no solo por los títulos que ha ganado (ocho de 10 posibles en los dos últimos años y medio) sino por hacer "posible lo imposible", como recordó Iván Rakitic. "Me fio de su experiencia en el tramo final donde queda todo por disputar", ha precisado el técnico, quien eludió hacer comentario alguno sobre el arbitraje europeo. "Paso palabra".

Anda Luis Enrique cauto y prudente. "Hay rivales de nuestro nivel que anhelan lo mismo", ha comentado el entrenador azulgrana. "De lo único que somos conscientes es que queda todo por decidirse. Hay ocho equipos en la Champions, estamos en la final de Copa y eso puede significar cero títulos, uno o dos. Hay que centrarse en lo que podemos controlar"