Rival singular, partido atípico para empezar el 2016. El Mirandés de Terrazas se impuso en la reconexión liguera en El Arcángel gracias a que puso el fútbol durante más de una hora sobre el césped y aguantó bien los empellones temporales de los blanquiverdes durante el encuentro y el intento de arreón final cuando los rojillos se encontraban en inferioridad numérica. Un Mirandés, como el Elche en la última cita del 2015, que demostró que en Segunda se puede jugar con criterio el balón, no dar pelotazos y buscar al rival con armas generadas desde el esquema. Un Mirandés que para realizar eso que hizo tenía que conceder opciones al rival, pero el Córdoba no estuvo en disposición de aprovechar esas opciones. Sorprendió Oltra con la pareja de centrales formada por Bijimine y Rafa Gálvez y dando la titularidad a un tocado Fidel, con lo que Héctor Rodas y Domingo Cisma se sentaron en el banco. Por su parte, Terrazas disponía su particular forma de ver el fútbol. Tres atrás (Carlos Moreno, Álex Ortiz y Cantero), Rúper por delante de ellos, nueva línea de tres formada por Eguaras, Néstor Salinas y Provencio y la última formación de tres con Lago Júnior a la derecha, Álex García a la izquierda y Ion Vélez por el centro. Un Mirandés que dio su primer balonazo largo y con poco sentido en el minuto 76, recién expulsado Álex Ortiz y que durante el resto del encuentro sacó el balón al pie, línea por línea, hasta llegar a Néstor Salinas, que junto a Lago Júnior y Rúper, cuajó un gran encuentro en El Arcángel. Las opciones de los locales se centraban en las bandas, pero salvo en momentos puntuales de la primera parte y algo a cargo de Pedro Ríos y Nando en la fase final, no supo el Córdoba explotar esa posibilidad. En lo que es el ensayo previo al encuentro no pareció que los blanquiverdes supieran de antemano de la fortaleza de los burgaleses por dentro y de su debilidad, consciente, en la defensa de las bandas.

Así, durante tres cuartas partes de partido los de Oltra se empeñaron por dentro, zona en la que el Mirandés disfrutaba de superioridad numérica en el centro del campo, con lo que el robo se le hacía bastante fácil y, lo peor, también la construcción para hacer daño. De esta manera, a los siete minutos se puso por delante el Mirandés gracias a una gran jugada de Néstor Salinas, que se apoyaba a su derecha en Lago Júnior para irse de Víctor Pérez y Luso, adentrarse en el área y disparar contra la portería de Razak. Gálvez tocó lo justo con el tacón para que el ghanés no pudiera hacer nada por evitarlo a pesar de ir el esférico al palo corto.

Una de las cosas buenas de este Córdoba es la raza, el carácter, el corazón que le pone a cada encuentro, ya que escasea de fútbol y necesita que el balón llegue arriba para confiar siempre en su pegada. Como sea. Y a testarazos, en momentos de empuje, lograron los blanquiverdes transmitir cierta igualdad en la contienda. Sin embargo, esa sangre caliente tuvo ayer el inconveniente de la ansiedad. Muchas entregas fallidas en los metros de la verdad y muchas probaturas de cosas que no se habían hecho antes. Era significativo ver al Córdoba buscar la estrategia desde el principio, conocedor de que con el partido vivo, el adversario lograba sobrepasarle. El rombo formado por Rúper, Eguaras, Néstor Salinas y Provencio funcionaba y los locales no sabían sobrepasarlo ni tampoco buscar la debilidad a sus espaldas, en la zona pegada a la línea de cal. Tan sólo un irregular Fidel lo probó en alguna ocasión, pero le faltó continuidad en una tarde nada satisfactoria del onubense y del equipo en general. El primer acto finalizó, además, con varios acercamientos de los rojillos, con especial mención a Lago Júnior, que le dio la tarde al chaval Abel.

Si el proyecto inicial había fracasado había que esperar, en todo caso, a las decisiones en el segundo acto. Pero cuando apenas se había acercado en un par de ocasiones el Córdoba, el Mirandés volvió a golpear, en esta ocasión por un error de Bijimine, que hizo una zamorana dentro del área y Trujillo señaló el consiguiente penalti, que transformó Lago Júnior. Podía haber sido la puntilla, pero apenas dos minutos después Xisco aprovechó un mal despeje de Raúl para ajustar de nuevo el marcador. Dio alas ese tanto al equipo y, sobre todo a la grada. Ríos entró por Fidel y sus 15 minutos de combustible le dieron alas a los locales. Florin disparó al lateral de la red y Nando por encima del travesaño, tras una contra del valenciano que fue su último servicio al equipo. Oltra ordenó la entrada de De Tomás y el Córdoba volvió a perder fuelle, aunque renació la esperanza de rascar un punto tras ser expulsado Álex Ortiz, con dos amarillas en apenas siete minutos. Tras más de un gesto significativo en la banda con alguno de sus jugadores, Oltra decidió dar entrada a López Silva. Las decisiones, finalmente, tampoco ayudaron al Córdoba, que en los últimos 15 minutos sólo pudo crear peligro gracias a dos saques de banda de Stankevicius y a un disparo lejanísimo de De Tomás. Los flancos defensivos rojillos, como en casi todo el encuentro, permanecieron intactos, mientras que por dentro logró Terrazas que su equipo se mantuviera rocoso. Derrota en El Arcángel cuatro meses después ante un rival que es de los mejores visitantes de la categoría y que demostró en Córdoba los motivos. Los de Oltra cayeron con merecimiento tras fallarles el plan inicial --si lo había-- y también las decisiones sobre la marcha.