Ganó el Córdoba al Valladolid en un encuentro lo más parecido a un duelo de pretemporada. No se podía utilizar como referente --se avisó entonces-- y el devenir posterior parece confirmarlo. Entre otras cosas porque el Córdoba continúa en pretemporada, física y tácticamente. El problema es que el resto no, el resto ya compite. Y de ahí lo sucedido en las últimas semanas y anoche, en el que un equipo que tampoco puso excesivo ímpetu, ordenado y poco más, se llevó el partido y la eliminatoria. Pero el Córdoba aún anda de veraneo. De veraneo en el césped. Otro problema es el de la configuración de plantilla y las herramientas de las que dispone Oltra. Un problema nada menor y que puede pagar en este primer trimestre liguero.

No dio mucho de sí la primera parte de anoche. El principal interés se centraba en ese triángulo formado por Rafa Gálvez, Víctor Pérez y Caballero, dentro de un once con muchos cambios por parte de Oltra ante un Lugo que guardaba también a varios de sus mejores hombres. El partido, en ese primer acto, se desarrolló con parsimonia y algunos espacios, lo que permitió al Córdoba combinar, de mentira, pero combinar. Novedoso, al fin y al cabo, mientras que los gallegos esperaban su oportunidad. En los primeros 20 minutos la posesión era blanquiverde, asentada en Caballero y Fidel, aunque sin excesiva profundidad. Una cesión de cabeza a Dalmau que se quedó corta y a la que a punto estuvo de llegar Joselu fue de lo más destacado en ese periodo. Tras unos minutos de igualdad, el último cuarto de hora tuvo un punto más de movilidad, sobre todo porque el Lugo comenzó a llegar a las inmediaciones de Falcón. Tras un disparo de Fidel que se marchó a las nubes, llegaron seguidas las dos mejores ocasiones, una para cada equipo, de ese primer tiempo. Campillo buscaba la espalda de la defensa blanquiverde para conectar con Joselu. El excordobesista, solo, cruzó demasiado ante Falcón. A continuación, era Caballero el que lograba conectar con De Tomás con un centro desde la banda izquierda. El punta cedido por el Castilla cabeceaba por encima del larguero. También tuvo Fidel un balón en el área pequeña lucense, pero difícil de transformar.

En ese escenario de partido amistoso, al trantrán, "que yo no puedo y tú no quieres", se desenvolvía bien el Córdoba. Pero nada más salir de vestuarios, un error (uno más) provocó el gol gallego, obra del exblanquiverde Joselu. Llamativo lo que ocurrió posteriormente. No hubo tiempo a esperar: el Córdoba se descompuso directamente. Equipo roto antes del minuto 60, ausencia de ideas, de capacidad de reacción, de calidad, sobre todo de calidad para poder revertir la situación. Oltra metió a Arturo, a Pineda y a Luso, para dejar una defensa de tres. El Lugo rondaba la puntilla y el Córdoba no daba una, excepto un balón que se encontró De Tomás que salvó José Juan. Sin ideas y sin llegadas claras, el Córdoba no iba a anotar de rebote, era lógico.

Terminaron los blanquiverdes con síntomas de desquiciamiento (sólo hay que comprobar los saques de puerta de Falcón) y enervando a un público que constataba que la sospecha se confirmaba. Desde el aspecto físico al técnico pasando por la calidad individual de los llegados no hacen sino aumentar la duda sobre el objetivo marcado por el club. De ahí que todos miraran arriba, abajo y al centro. Igual mirando hacia adentro... Porque ahí es donde debe estar la respuesta a lo que se ve.