Al evaluar el comportamiento de un equipo, muchas veces hacemos hincapié en el aspecto psicológico. Frases como: "Lo principal es la gestión mental", "necesitamos el umbral óptimo de energía para ser competitivos"... Entiendo que las emociones también juegan, aunque pocas veces se establece una metodología o una forma de gestionarlas para favorecerlas. No es lo mismo querer competir (implica compromiso, ilusión, hambre, pasión, coraje...), que saber competir (inteligencia táctica, calidad técnica, mentalidad ganadora). Es cierto que la psicología está de guardia 24 horas, pero la mentalidad y aspectos psicológicos van unidos a los recursos técnicos, tácticos y evolutivos. El Córdoba es el equipo que más goles ha concedido de cabeza (14), a esto no se le debe llamar mala gestión mental, se le debe llamar ineficacia e irregulares recursos para resolver situaciones que durante la temporada te cobran muchos puntos. Si un jugador debe recorrer una media de 10 km por partido, con cambios de dirección, aceleraciones, etc, se debe llamar capacidad física; si no hay precisión en los pases, controles, finalización, se llama pocos recursos técnicos. Si se pierden partidos en el último tramo, como ayer, lo calificaremos como irregulares recursos para ser competitivos. La clave, no confundir lo posible a lo probable.