La poesía, por su naturaleza sintética, arrastra desde siempre el sambenito de elitista. Un calificativo injusto, pues lo que busca el poeta es volcar sobre el papel sentimientos y estos son universales y se mueven de corazón a corazón. De todas formas, bien está que se acerque el verso al pueblo, a ver si se crea afición y se empiezan a comprar libros de poesía, algo a lo que en este país se resisten hasta los espíritus más cultivados. Cosmopoética llegará a La Fuensanta en unas semanas, casi como prolongación de su Velá. Será bien recibida.