Uno de los emblemas arquitectónicos de Posadas es el puente sobre el río Guadalquivir, inaugurado en el año 1951 y diseñado por el ingeniero Eduardo Torroja Miret, con cuyo nombre fue bautizado en la década de los noventa. Y es un símbolo de la localidad malena por su singularidad constructiva, consistente en un entramado de semicírculos de acero por debajo de la plataforma, con vigas colocadas en forma de uve que confluyen en los pilares. En España solo existe otro puente similar, en Tordera, Gerona, también obra del insigne e imaginativo ingeniero.

La historia del puente, según se narra en un trabajo sobre el mismo realizado por el profesor de la Universidad de Granada Juan José Cajal, tiene, además de la imaginativa construcción, otras connotaciones sociales que también merece la pena conocer, pues se convirtió en un recurso de vital importancia para combatir el hambre y el desempleo en la posguerra malena.

Según explica Juan José Cajal en su trabajo y también el cronista oficial de Posadas, Joaquín Casado Bono, en su obra Posadas 1900-1936 , en el año 1929 eral tal el nivel de paro de la localidad malena que el alcalde se vio obligado a pedir los propietarios de las fincas agrarias que ocuparan al mayor número posible de jornaleros, al tiempo que gestionaba con el gobernador la realización de obras públicas para remediar la situación, pidiendo la construcción de un puente en la carretera de Posadas a La Ramba.

La obra, además de aliviar en parte el problema del paro que sufrían los malenos, serviría para mejorar la comunicación de la Campiña con la sierra cordobesa.

La petición debió surtir efecto porque en julio y noviembre de 1932 y mayo del 33 se libran 75.000, 75.000 y 28.818 pesetas para la cimentación del puente, que fue lo único que se hizo antes de la Guerra Civil. Pero a su término, en 1939, el Gobierno se propone recuperar los puentes deteriorados durante la contienda y se encarga dicha labor a Eduardo Torroja, con el condicionante de que debe economizar al máximo los recursos, porque "no había mano de obra especializada y los materiales de construcción resultaban excesivamente caros y escasos".

Así, el joven ingeniero de caminos madrileño opta por una propuesta algo más económica pero igual de resolutiva, además de novedosa en su diseño, y plantea un puente a base de acero, con arcos invertidos bajo el tablero. La formas del puente maleno (y del de Tordera), señala Cajal, "resultaron absolutamente novedosas. Hasta ese momento, los arcos parabólicos de los puentes se encontraban por encima del tablero", pero no por debajo.

La idea del puente de Posadas se ha utilizado posteriormente en otros proyectos, algunos de ellos dirigidos por el hijo de Torroja Miret, el también ingeniero de caminos José Antonio Torroja Cabanillas (padre de Ana Torroja, del grupo Mecano), que también se encargó del proyecto de ampliación del puente maleno, en el año 1995.