Las antiguas estaciones de Renfe forman parte de la memoria colectiva. Mis recuerdos se ciñen a la de Las Navas del Selpillar y a los viejos trenes que en los años 60 enlazaban la aldea con la civilización, que para nosotros empezaba en las entonces lejanas Lucena y Puente Genil. Por fortuna, aquellas instalaciones no solamente se han conservado, sino que, además, se ha hecho el Centro Enogastronómico Olivino, un recinto que merece la pena visitar.