La mayor dificultad con la que se han encontrado los agentes de la Unidad de Delincuencia Tecnológica era la del amplio conocimiento que el detenido tenía de las nuevas tecnologías. Hasta el punto de que para impedir su localización vulneraba y utilizaba ilegalmente las redes wifi de las viviendas próximas. Por ello, hubo que investigar las comunicaciones de unas 150 viviendas.

El análisis de los ordenadores del detenido permitió saber que él era el usuario del perfil investigado y de al menos otros tres más, que habían sido utilizados para los mismos fines durante dos años. En uno de ellos, usado durante un mes y medio, había logrado agregar a 383 jóvenes. También se comprobó que en otro de esos perfiles figuraban como amigos unos 40 menores, muchos de los cuales ya le habían remitido imágenes. El acusado tenía también habilitada una línea de video llamadas para ver a los menores en directo por medio de la webcam.