La Asociación para los Derechos del Niño y de la Niña (Prodeni) ha interpuesto una denuncia ante el fiscal del menor "contra la utilización de niños" rumanos de etnia gitana por parte de mujeres de la misma nacionalidad en Córdoba para ejercer la mendicidad, llegando la situación al punto de que para este colectivo Córdoba "ostenta el dudoso mérito de ser la capital de la mendicidad que utiliza a niños como gancho". Ello se debe, según aseguró ayer, a que la capital es "el único lugar de España donde tal práctica persiste, mientras crece el malestar de vecinos, comerciantes y visitantes, que achacan falta de interés de las autoridades e inoperancia policial" para acabar con estas prácticas, de las que, según detalla Prodeni en su denuncia ante el fiscal, también son "víctimas madres adolescentes de entre 13 y 16 años" e igualmente menores que "hacen de aparcacoches". Prodeni, que también aludió en su denuncia a que la mayoría de estos menores no están escolarizados, aseguró que "ser niño gitano rumano es estar más desprotegido y en mayor desigualdad, y peor si es niña", razón por la que, en el escrito que ha dirigido al fiscal, la asociación se pregunta "si las instituciones actuarían de la misma manera si quienes van sujetos e inmóviles durante horas en brazos de sus madres fuesen gitanos españoles o payos nacionales o inmigrantes" de otras nacionalidades. Prodeni entiende que "los niños gitanos rumanos sufren una clara discriminación, aunque peor lo tienen las niñas", pues "se ha constatado que aproximadamente hasta los ocho años de edad no hay diferencia de género entre los menores que llevan las madres con ellas a pedir, pero que partir de esa edad desaparecen los niños y solo se ven niñas, porque a ellas les corresponde manejarse y aprender unos hábitos que ejercerán muy pronto por sí mismas en su papel de mujeres y de madres".

En concreto, según dijo Prodeni, mujeres de procedencia rumana y etnia gitana "callejean mendigando a diario en jornadas maratonianas con bebés en brazos o con niños a pie, acosando a los viandantes por la zona monumental, preferentemente a personas mayores y turistas, también en los alrededores de entidades comerciales y donde haya aglomeración. Córdoba ofrece así una estampa casi medieval en un entorno que parece retroceder en el tiempo".