Me contesta su madre. "Que Mercedes pueda hablar, oírla decir 'mamá, mia o que hago'", como su hermana Paula, una niña dulce que se deshace en atenciones hacia la pequeña de la casa. Ese es mi sueño, "que tenga una calidad de vida buena y que sea feliz", dice Mercedes, mientras su padre asiente y añade que no saben cómo evolucionará y que les gustaría poder hacer algo para que tenga sus servicios cubiertos.