La Mezquita--Catedral se convirtió ayer en lienzo y marco al mismo tiempo. Marco, por acoger en su interior y, por primera vez, a unos visitantes poco habituales, ya que, además de a los turistas, recibió a pintores de todo el territorio nacional que colocaron allí sus caballetes para dejarse envolver por su belleza y dar rienda suelta a su imaginación. Y lienzo, por quedar atrapada para siempre en las creaciones de estos artistas.

A lo largo de toda la jornada, un centenar de profesionales y aficionados participaron en el concurso de pintura rápida organizado por el Cabildo para conmemorar el 775 aniversario de la Catedral. Tenían el reto de pintar en 775 minutos este monumento. Para ello, no solo entraron en él, sino que ocuparon el Patio de los Naranjos y se repartieron por el entorno de la Mezquita--Catedral, donde el altar exterior, la puerta de San Sebastián o la de Santa Catalina captaron también la atención de algunos de estos artistas, como fue el caso de Cristóbal León, de Málaga, que buscaba frente a esta última inspiración para ofrecer una visión "cultural", que huyera "del eterno debate entre Mezquita y Catedral" y recogiera "el trasiego de visitantes". Otros se colocaron en el Puente Romano y junto a La Calahorra, donde la luz y la distancia permitían abandonar el detalle y plasmar la fisonomía de la Mezquita--Catedral en armonía con los monumentos que la acompañan.

El concurso mostró diversidad cromática y artística. Si en La Calahorra predominaba el paisaje; en el Patio de los Naranjos, la torre, los naranjos y la fuente adquirían protagonismo. Dentro de la Mezquita--Catedral, arcos y columnas daban lugar a lienzos únicos.