NACIMIENTO MADRID, 1921.

TRAYECTORIA ACADEMICA Nº1 DE SU PROMOCION CON 21 AÑOS. DOCTOR EN H POR MADRID CON 26 AÑOS Y BOLONIA (CON 29). CATEDRATICO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA (1965). PROFESOR DE INVESTIGACION DEL CSIC.

TITULOS Y PREMIOS ENTRE VARIAS DECENAS DE RENOCONICMIENTOS, ES ACADEMICO DE LA R.A. DE LA HISTORIA, PREMIO NACIONAL DE HISTORIA 1985, MEDALLA DE ORO DE SALAMANCA, PREMIO VILLA DE MADRID ORTEGA Y GASSET Y PREMIO CASTILLA Y LEON DE CIENCIAS SOCIALES.

OBRAS ´CORPUS DOCUMENTAL DE CARLOS V´, ´CARLOS V, UN HOMBRE PARA EUROPA´. ´LA PRINCESA DE EBOLI´, ´JUANA LA LOCA: LA CAUTIVA DE TORDESILAS´, ´JOVELLANOS, EL PATRIOTA´, ´CARLOS V, EL CESAR Y EL HOMBRE´ Y UN LARGO ETCETERA.

--Antes de nada, cuénteme cómo decidió participar (será mañana) en el ciclo Conversaciones en La Central , que organiza la Biblioteca Central de Córdoba.--Si me dice mi buena amiga Ana Rivas que si quiero participar en un acto en el que va a estar nada menos que una de las personalidades de la cultura española actual, como es Carmen Iglesias, verdaderamente no podía tener dudas.

--Canales especializados de televisión sobre Historia, una avalancha de revistas del tema, la novela histórica en auge... ¿Está la Historia de moda?--Hace tiempo que la Historia está siendo un motivo de atención del gran público, porque las personas tienen necesidad de saber su pasado para entender su presente con mayor confianza. La Historia es un proceso. Todo país tiene una Historia que debe ser conocida. Un país sin Historia es un país primitivo, porque conocer la Historia es la clave del futuro.

--También dicen que en tiempo de crisis se suele mirar más al pasado porque el futuro da miedo. ¿Está de acuerdo?--Evidentemente, hay algo de cierto en eso. En tiempo de crisis también uno se hace preguntas, y la primera es: "¿Cómo se ha llegado a esto?" En el siglo XIX tras el conflicto de su país con Prusia. Aquello fue un enorme descalabro de Napoleón III. ¿Y qué hacen? Estudiar la Historia de Prusia, de aquel país que parecía no tener envergadura para amenazar a la poderosísima Francia y sin embargo la puso en una hora trágica. Fue la respuesta desde el pasado a una pregunta atormentada del presente.

--¿Algo similar a la reacción de los intelectuales españoles tras el desastre de 1898?--Claro. La pregunta era: ¿qué ha pasado para que España esté en este momento tan duro? Surgió toda una generación de pensadores que se preguntaron cuál es el ser de España, un país que parecía que, poco menos, iba a desaparecer.

--Como historiador, ¿le molesta ese subgénero literario de moda que mezcla historias con leyendas y fantasías?--No. No me molesta porque va para un público determinado. Eso no tiene nada que ver con la Historia y se trata más bien de una cuestión de ocio. Es más, ese interés por libros donde se mezclan Historia y fantasía lo que demuestra es que el público necesita saber de su pasado, y si esa necesidad no la cubre el historiador, otro escritor lo dará de una manera edulcora para satisfacer esa demanda. Porque yo creo que el historiador tiene una obligación con la sociedad, es un servicio. Hay que darle a la sociedad su pasado lo más limpio posible. Sé que la objetividad absoluta no existe, pero el historiador debe de ser honesto y pasar muchas horas de estudio para hacer un relato lo más claro y auténtico posible.

--¿Qué época de la Historia le hubiera gustado vivir?--La actual, no me cabe duda ninguna. Yo he estudiado la época de la España imperial, sobre todo, pero toda época tiene sus defectos. Ciertamente, ahora mismo, en esta época, uno se levanta, coge el periódico y se le ponen los pelos de punta. Pero, en conjunto, la sociedad actual es más justa, más libre y con más elementos positivos que las antiguas, salvo excepciones. Por ejemplo, en la España imperial, y sin quitarle un átomo de grandeza, el hombre de la calle, el hombre medio de una sociedad, vivía con una serie de incomodidades, de peligros, de riesgos... empezando por la falta de higiene. Era una sociedad atormentada que no podía satisfacer muchas necesidades. Hay traspiés y altibajos, pero en conjunto la sociedad va progresando.

--Pero ya ha dicho usted que hay que saber Historia.--Tenemos que estar siempre vigilantes. Recuerde la frase "la libertad la tenemos que ganar todos los días", quiere decir que tenemos que estar pendientes y merecernos la libertad de acuerdo a unas pautas de conducta que nos hagan dignos de ella. Porque si no, puede haber una vuelta atrás. No hay más que recordar que la Alemania de Goethe, la Alemania de Kant, la Alemania de Beethoven... esa Alemania profunda y cultísima en el siglo XIX, en los años veinte se convierte en la Alemania de Hitler. ¡Qué horror!

--Si tuviera que elegir un hecho de la historia de España para borrarlo, ¿cuál escogería?--La Inquisición. Creo que fue un duro golpe a la vida de tolerancia, a la convivencia, al pensamiento con cierta serenidad. Con aquella policía inquisitorial vigilando todos los actos, todos los movimientos, todas las palabras... No hay nada más que pensar en la vida atormentada de fray Luis de León.

--Ha hablado de tolerancia. Entre los que casi están mitificando el periodo califal de convivencia entre religiones y los que niegan rotundamente que existió ese clima en Córdoba, ¿habrá un punto medio, no?--Hombre, no se puede decir que no existió. La Córdoba califal fue un faro de iluminación para el mundo, de tolerancia, de convivencia. Fue un momento realmente brillante y hermoso, de eso no cabe duda ninguna. No hay nada más que ver episodios como la embajada de Otón I a Abderramán III. Aquel fraile se negaba a lavarse porque se tenía que quitar el hábito que se había puesto hacía años. Casi despierta ternura este episodio, porque al final el califa le permitió presentarse como quería.

--Hemos hablado de Historia. Hablemos de historiadores: ¿Está loco el que se matricula en Historia?--¡Hombre! ¡Yo qué le voy a decir! (ríe). Pero si hablamos de qué posibilidad tiene de futuro el estudiante, recuerdo una anécdota. Cuando me casé (ya me había especializado en la época de Carlos V), una amiga íntima de mi mujer, llorando, me reprochó: "Pero vamos a ver, Manolo, eso de Carlos V, ¿os va a dar para comer?". Yo me reí y le dije: "Para comer, sí. Para cenar... ya veremos". En realidad se trata de la pregunta: "¿Para qué sirve la Historia?". Pero es que hay que plantear la Historia como un servicio. Incluso el pueblo llano puede reprochar a los intelectuales que no le enseñen sobre su pasado.

--Gracias a internet, nunca hemos tenido tanta información histórica y nunca la hemos manejado tan mal.--Un tema realmente difícil. Cierto, hay mucha información sobre el pasado, pero si es un océano de información el que se te viene encima... (ríe). Un gran profesor, en mi época de estudiante, me dijo: "El historiador debe tener mirada de águila, no de gorrión". Hay que volar por encima, tener una visión de conjunto. El que aporta datos, datos y datos es un erudito, y el erudito es una persona útil en la república de las letras, pero no es un historiador.